
Te levantas, preparas el desayuno, miras el celular, trabajas, almuerzas, cuidas a los niños y cenas. Llega el final del día y sientes que todo pasó sin darte cuenta; que actuaste en modo automático, sin estar presente ni escuchar tus sentimientos o tu entorno.
Esta experiencia es cada vez más común en la vida moderna y suele estar asociada con la ansiedad y el estrés.
¿Es un problema vivir así? Según los expertos, sí. No solo afecta el bienestar emocional, sino también te desconecta de lo que realmente importa. Puedes hacer muchas cosas en un día, pero si no sientes que llevas el control, difícilmente disfrutarás de los momentos significativos.

La buena noticia es que existen formas de romper con el piloto automático que no requieren grandes cambios ni mucho tiempo. Una opción es hacer pausas conscientes durante tres momentos, preguntándote cómo te sientes, cómo está tu cuerpo y qué necesitas. También es importante prestar atención a los detalles: los sonidos, los sabores, las sensaciones.
Además, cambiar pequeños hábitos y probar cosas nuevas, como una clase diferente o una receta que nunca hayas hecho, puede ayudarte a reconectar con tus pasiones y con aquello que te hace sonreír. Lo más importante: date permiso para relajarte.










