Hay muchas enfermedades a la piel; sin embargo, existe una de la que muy poco se habla porque se confunde con acné, dermatitis atópica o alergias, y es la ‘queratosis pilar’, más conocida como ‘piel de gallina’, que sale en los brazos, piernas, mejillas o glúteos.
“La apariencia de piel de gallina se debe a pequeños y múltiples quistes foliculares, puntiagudos y llenos de queratina, que es una proteína producida por las células de la piel. Estas afecciones cutáneas generalmente son de color rosado, suelen ser asintomáticas excepto por una eventual sensación de picazón y pueden confundirse fácilmente con acné” señala Pilar Alvarado, docente de Cosmiatría del Instituto Carrión.
Esta patología no se puede curar o prevenir, pero se puede tratar con cremas hidratantes y peelings para mejorar la apariencia de la piel. Para ello, la especialista recomienda seguir estos hábitos:
- Adopta una dieta balanceada y guiada por un nutricionista.
- Toma la cantidad necesaria de agua al día.
- Después de bañarte, sécate la piel suavemente, no sobes con brusquedad.
- No te quedes tanto tiempo en la ducha.
- Báñate con agua tibia e hidrata la piel para que no esté reseca.
- Si no toleras la picazón o ves que los granitos empeoran, anda al dermatólogo.
La experta comenta que la piel de gallina puede ocurrir a cualquier edad, pero es más común en niños pequeños y adolescentes, aunque también puede presentarse en adultos. Asimismo, se da generalmente en pacientes que sufren obesidad, diabetes o Síndrome de Down.
Asimismo, pueden existir periodos en los que las lesiones pueden mejorar durante el verano con tendencia a exacerbarse en invierno. “Algunos alimentos (derivados de los lácteos) también podrían activarla y muchas mujeres también manifiestan la condición después del parto”, agrega Alvarado.
Sabías que...
Hay estudios donde relacionan la aparición de la piel de gallina con trastornos hormonales especialmente en la pubertad y el embarazo, insuficiencia renal, uso de fármacos como corticoides y litio.
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Los trastornos alimenticios que puede generar la ansiedad por la comida
Incluso quienes parecen tener buena salud están en riesgo de sufrir un trastorno alimenticio por ansiedad, logrado por la obsesión del peso, apariencia y hasta en algunos casos, perder la vida.
Según datos expuestos por el Ministerio de Salud (MINSA), las atenciones en salud mental incrementaron un 20%, siendo las consultas por ansiedad, una de las más frecuentes y habituales en los centros de salud. Y es que los efectos de convivir con este trastorno interfieren la manera en la que vivimos, sobre todo en la alimentación, derivando así a malos hábitos de los que muchas veces no somos conscientes.
“Cualquier persona está en riesgo de tener un trastorno alimenticio por ansiedad, incluso personas que parecen ser saludables como los atletas, quienes pueden obsesionarse por su peso, apariencia poniendo en peligro su vida”, señaló la Magíster Ruth Mitastein, de SANNA Clínica San Borja.
En ese sentido, la Dra. Mitastein, comparte algunos de los principales tipos de afectación:
Anorexia nerviosa
Las personas con anorexia nerviosa están constantemente ansiosas no solo por su figura y peso, sino también por su alimentación. Además, existe una sobrevaloración de la delgadez que puede llegar a la obsesión y verse acompañada de elaborados rituales relacionados con la comida y el ejercicio físico.
Normalmente se rechaza aceptar lo grave de la situación y reconocer el muy bajo peso, que con el tiempo puede ocasionar consecuencias fatales para la salud. Las personas con anorexia corren el riesgo de morir por complicaciones médicas asociadas a la inanición, al hambre y también por suicidio. La tasa de muerte es muy alta en comparación con otros trastornos mentales.
Bulimia
A diferencia de la anorexia nerviosa, las personas con bulimia pueden mantener su peso saludable o incluso algunos pueden tener sobrepeso. Se caracteriza por episodios recurrentes, en los que se consumen cantidades inusualmente grandes de comida y hay una pérdida de control respecto a los episodios de atracones.
Después de que la persona come en una manera descomunal, se ven obligados a vómitos forzados, uso exagerado de laxantes o diuréticos, ayunos, ejercicio excesivo o una combinación de estos. Las consecuencias de este comportamiento es que va a generar dolor, inflamación en la garganta, caries en los dientes, accidentes cerebrovasculares hasta un ataque al corazón.
Atracones
Se parece mucho a la bulimia debido a la pérdida de control sobre lo que come, y tiene episodios recurrentes de ingerir cantidades inusuales de alimentos. La diferencia radica en que estos atracones no siguen con purgas o vómitos, las personas que lo sufren tienen exceso de peso o solo son obesas.
Lo que caracteriza a esta enfermedad es el consumo inusualmente grande de alimentos en un periodo corto de tiempo. En un par de horas puede uno comer muchísimo, rápidamente, incluso cuando se está yendo o cuando no se tiene hambre.
Restricción de la ingesta de alimentos
Otro trastorno que aparece como respuesta a la ansiedad en relación a los alimentos, es la restricción de la ingesta, más conocido como trastorno de alimentación selectiva. Las personas con este tipo de enfermedad no tienen alterada la imagen corporal y limitan la cantidad que ingieren. Entre las consecuencias se encuentran: pérdida del interés por la comida, malestar estomacal, dolor abdominal, entre otros.
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