El verano es la estación perfecta para hacer parrilladas gracias a la calidez del clima durante todo el día, inclusive en las noches. En esta temporada de playas, hacer parrilladas para los miembros de nuestro núcleo familiar es ideal y bastante seguro puesto que podemos realizarlo en la comodidad de nuestro hogar.
Clarita Fernández, Especialista de Libero, marca de refrigeración, recomienda que conservemos una amplia variedad de cortes de carne en la congeladora de la casa, para que de este modo, estemos preparados para cualquier antojo de parrilla los fines de semana. Entraña, picaña, tomahawk, t-bone, entre otros; son cortes que quedarán deliciosos a la parrilla y pueden conservarse por mucho tiempo en nuestra congeladora.
La especialista de Libero destaca 5 recomendaciones que no debes olvidar al descongelar tus cortes favoritos para las parrillas este verano:
El mejor escenario para un descongelado correcto es sacar las carnes del congelador y ponerlas en la refrigeradora o frigobar desde la noche anterior a realizar la cocción, respetando la cadena de frío y evitando exponer la carne a un cambio de temperatura brusca que podría descomponerla, perdiendo sus nutrientes alimenticios. Al menos se necesitará entre 12 a 15 horas aproximadamente.
Al descongelar las carnes al interior de la refrigeradora debemos cuidar que la sangre descongelada gotee y contamine otros alimentos. Por tal motivo, lo ideal es ponerla en recipientes grandes para recolectar los residuos producto del descongelamiento.
Es importante organizar en el congelador los distintos de cortes que vamos a congelar, y también, rotular todos los empaques con las fechas de almacenamiento para utilizar siempre los más próximos a vencer.
Si es que no cuentan con el tiempo suficiente para descongelar la carne en la refrigeradora, lo ideal es hacerlo en agua fría. Para esto se deben mantener los cortes en su empaque al vacío, o de lo contrario, envolverlos con papel film. Luego, poner la carne en un envase con agua fría y cambiar el agua cada 30 minutos.
Al descongelar la carne a temperatura de ambiente, se expone a temperaturas muy altas, especialmente en verano, lo que genera una alta proliferación de bacterias.
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