La osteoartrosis es considerada como una de las cinco principales causas de discapacidad y se estima que, para el 2025, más de 350 millones de personas lo padecerán. La Asociación Panamericana de Reumatología la describe como una enfermedad crónica y degenerativa, que se origina con el pasar del tiempo por el desgaste del cartílago que protege los huesos, sin embargo, lesiones en la rodilla y caderas aceleran el proceso de degeneración.
En el marco del Día Nacional de la Persona con Discapacidad que se conmemora el 16 de octubre, la Dra. Cecilia Medina, gerente médico de Sanofi explica que este mal puede ser fácilmente detectado si el paciente identifica las señales de alerta como el dolor, la rigidez, el crujido y la inflamación.
“A pesar de la fácil detección, normalmente las personas confunden los signos con molestias temporales y esperan más tiempo del debido en buscar atención médica. En algunos casos recurren, incluso, a la automedicación, lo que puede conllevar el incremento del dolor hasta el punto de afectar la vida cotidiana del paciente a largo plazo, por generar insomnio y falta de concentración”, señala.
TRATAMIENTOS
En esa línea, la Dra. Medina resalta la importancia de recibir tratamiento de forma oportuna, ya sea con suplementos, con analgésicos tópicos u orales y/o diferentes modalidades de terapias aprobadas para el manejo de pacientes con desgaste de la articulación.
“Entre los distintos procedimientos destaca la técnica de viscosuplementación, que consiste en una inyección que lubrica y amortigua la articulación de la rodilla con derivados de ácido hialurónico, una sustancia que está presente de manera natural en el organismo. Esta opción ha demostrado retrasar hasta por siete años la cirugía, aún en los casos avanzados de la enfermedad”, afirma.
PREVENCIÓN
Por otra parte, la especialista resalta que, además de trabajar en la detección oportuna, es importante prevenir o postergar la aparición de la osteoartrosis. “Para ello, se debe tener en cuenta una serie de recomendaciones como realizar ejercicios de bajo impacto de manera regular, para mejorar la salud articular; controlar el peso, a fin de evitar generar mayor carga en los huesos, cartílagos y articulaciones; realizar pausas activas; y mantener una dieta balanceada”, finaliza.