Ocho mujeres el 8 de marzo: Sin miedo, sin frío y amantes del trabajo

Marianella Ledesma, Marilú Martens, Sofía Carrillo, Mónica Delta y cuatro grandes mujeres más dan su testimonio acerca de las dificultades que han vivido solo por el hecho de ser mujer y cómo han logrado superar obstáculos.
"Las estructuras de discriminación que enfrentamos las mujeres y niñas en nuestra diversidad deben entenderse también como un proceso social, que entrecruza diferentes condiciones", señaló Marilú Martens. (Foto: Composisción)

Desde el inicio de los tiempos, las mujeres hemos contribuido, en todas las áreas, al desarrollo y avance de la sociedad. La historia peruana así lo demuestra, incluso en la época de los incas. La historiadora María Rostworowsky, nos explica claramente en su libro ‘Historia del Tahuantinsuyu’ que nuestro rol trascendió a la una simple compañera.

La figura de Mama Huaco, poco conocida en los salones de clase, fue una de las compañeras de Manco Capac junto a Mama Ocllo, pero siendo mujer tuvo un protagonismo algo desconocido, pero trascendental. Ella “fue un caudillo que lanzó la vara fundante para la toma de posición simbólica del Cusco”, según uno de los mitos sobre la fundación del imperio incaico que son parte de nuestra historia.

Rostworowsky señala que fue el prototipo de la mujer varonil y guerrera, capitán que conducía los ejércitos. Además, precisa que la palabra ‘huaco’ en aimara representa una mujer “que no se amedrenta ni por el frío ni por el trabajo, y que es libre”.

Para este 8 de marzo, el grupo El Comercio buscó a 8 mujeres, guerreras del siglo XXI, que en sus distintas áreas han demostrado no tenerle miedo ni al frío, ni al trabajo, que son libres y más que eso, valientes y resilientes para enfrentar, en cada época, el asedio masculino. No fue fácil como a continuación lo cuentan en sus testimonios, pero no hubo ni habrá nada que las detenga.

MARIANELLA LEONOR LEDESMA NARVÁEZ

Doctora en derecho y Ciencias políticas, juez civil supernumerario de Lima, profesora de las universidades PUCP y San Marcos, y ex presidente del Tribunal Constitucional.

(Foto: GEC / César Campos).

“Recuerdo que a los 26 años comencé a escribir algunos artículos para unos periódicos de diferentes temas de opinión. Algunas personas que me conocían de mi entorno laboral decían: ‘No, ella que va escribir, esto lo ha escrito su papá’. Desmerecían la posibilidad de que uno pueda crear una narración, un mensaje o un análisis”.

“Otra de las dificultades es romper los estereotipos de que la mujer debe ser obediente, sumisa y callada. Y más aún en una organización jerarquizada como es el Poder Judicial. Más bien yo era todo lo contrario. Yo tenía una lógica, de cuestionamientos, de mirar las cosas diferentes. Resultaba incómoda porque no seguía la línea del status quo”.

“Lamentablemente la discriminación vino por parte de otra mujer, que bajo los estereotipos de la persona que sería mi jefa, las mujeres eran sinónimo de conflictividad, de competencia, ella trabajaba exclusivamente con hombres. Lamentablemente me habían mandado a trabajar con ella y no me quiso recibir, ni darme la oportunidad de demostrarle, que sus paradigmas no eran correctos. Finalmente, no terminé trabajando allí”.

“Esta es una fecha para renovar nuestro compromiso con la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Es una tarea inacabada, que tenemos el deber moral de construir, de seguir empoderándola para legar a las futuras generaciones. Recordemos que nosotras somos el legado de nuestras abuelas. Ellas pelearon para tener una educación universitaria, la posibilidad del derecho a voto en el año 1956, la posibilidad de tener el derecho de elegir trabajar, antes había que pedir permiso al marido. Son cosas que ahora lo sentimos tan natural, pero es el resultado de la conquista de nuestras abuelas”.

ILEANA TAPIA

Fundadora y CEO de la empresa Sicurezza y miembro más joven de la Junta Regional de ‘Junior Achievement Americas’ (JA Americas) que prepara a los jóvenes para los empleos del futuro.

(Foto: Ileana Tapia)

“Crecí en un ecosistema donde mi padre fue un hombre de negocios y mi mamá una ama de casa, igual pasa con mis tíos. Creo que la primera dificultad que tuve fue demostrar que las mujeres sí podemos tomar las riendas de un negocio, que las mujeres sí podemos luchar por lo que queremos, que las mujeres podemos hacer ‘lo que nos da la gana’ por así decirlo. La mayor dificultad para mí fue creer en mí misma por el ambiente (en que crecí) y el país donde vivimos. Cuando ya crees en ti misma las dificultades empiezan a desaparecer. Comienzas a demostrar quién eres y el resto comienza a creer en ti”.

“No me ha pasado ningún tipo de discriminación, desde el comienzo he demostrado ser una mujer power, una mujer que cree en sí misma, y eso ha hecho que nadie me pueda discriminar, porque una mujer segura de sí misma es invencible. Eso me ha ayudado un montón a ganarme el respeto de hombres y mujeres.

“Aconsejo que sigamos luchando, hay camino, todavía hay discriminación y diferencias de género desde los salariales hasta las posiciones en las empresas. No nos rindamos y demostremos de qué estamos hechas. Todas somos dignas de admiración, no bajemos la cabeza y sigamos luchando”.

MARILÚ MARTENS

Directora Nacional de CARE Perú. Es miembro del directorio de iEduca y del Patronato BCP. Miembro del Consejo Consultivo del Grupo Sylabuz y exministra de Educación.

Marilú Martens

“Las mujeres siempre enfrentamos dificultades en nuestros espacios laborales, más aún cuando asumimos puestos de liderazgo. Además, enfrentamos barreras estructurales importantes para nuestro desarrollo, como la importante carga de trabajo de cuidados domésticos que ha recaído históricamente sobre nuestros hombros. Conciliar estos roles de género a la vez que tratamos de desafiarlos y transformarlos es, por decirlo lo menos, un gran reto.

Veo con mucha frecuencia, en diversos espacios, incluso en aquellos que profesan la equidad como valor, que el reconocimiento de estas barreras muchas veces es auto referenciado, como “no me pasó a mí, no lo veo en mi entorno, entonces no existe, o no es tan grave”. Las estructuras de discriminación que enfrentamos las mujeres y niñas en nuestra diversidad deben entenderse también como un proceso social, que entrecruza diferentes condiciones. Las barreras de género son reales. Reconocerlo como un problema estructural, es el primer paso para generar acciones coordinadas y significativas para su abordaje.

Una vez cuando era ministra, en una sesión de la Comisión de Educación, un congresista (que prefiero no decir su nombre) me trató, a gritos, de “ministra incapaz”. Las mujeres que ocupamos o hemos ocupado cargos de representación, nos enfrentamos sistemáticamente a estereotipos de género, acoso político, como si la sociedad esperara que debemos demostrar una y otra vez que somos capaces para esos encargos, ¿cuántos hombres en puestos como esos, debe enfrentarse a ese permanente escrutinio y permanentes cuestionamientos? estoy segura de que muy pocos. Si bien hemos avanzado en la normativa, como la reciente aprobación de LEY QUE PREVIENE Y SANCIONA EL ACOSO CONTRA LAS MUJERES EN LA VIDA POLÍTICA, todavía urge que se agilice su implementación. Recordemos que el acoso político va más allá de manifestaciones como la violencia física, psicológica, sexual; además, aborda el hostigamiento, la difamación, las amenazas y la persecución, prácticas que son ampliamente extendidas y normalizadas en nuestra sociedad.

“A todas las mujeres que tienen la oportunidad de tener un puesto de representación o liderazgo, mi consejo es escuchar y comprender a otras mujeres, sus necesidades, sus logros, sus desafíos, sus historias... Solo desde este ejercicio podemos construir políticas que integren desde sus voces, estrategias efectivas para atender las barreras y desigualdades que aun enfrentamos. Es importante también extender esta conversación con los hombres, interpelándolos y convocándolos a ser aliados activos en esta lucha que es de todos y todas.

SOFÍA CARRILLO

Periodista. Orgullosamente afroperuana y especialista en Género y Diversidad; y la primera mujer que narró fútbol en el Perú.

(Foto: Sofía Carrillo)

“Mis dificultades y barreras han estado marcadas por el género, pero también por mi identidad étnica-racial, en el caso de las mujeres afro descendientes e indígenas, es importante tener en cuenta esto. Yo empecé como periodista deportiva en un ámbito que en esa época estaba aún más marcada por el machismo y fue difícil que me dieran la oportunidad, pero se logró y por eso fui reportera, comentarista e incluso la primera mujer que narró fútbol en el Perú. Cuando participo en programas de televisión debido al machismo, al racismo y el sexismo soy atacada en redes sociales no por mi trabajo profesional necesariamente sino por mi físico, el color de la ropa que uso, el cabello afro o por usar mis trenzas africanas, eso es algo que no viven los hombres. Incluso alzar la voz como mujer activista afro ha significado una ola de insultos, porque las mujeres que alzamos la voz somos etiquetadas como exageradas e histéricas. Cuando los hombres lo hacen ‘tienen carácter’. Es porque aún vivimos en una sociedad patriarcal, machista y racista. Afrontamos múltiples opresiones.”

“A las mujeres les diría que no se esfuercen en calzar en estereotipos de género, que no les dé miedo decir que como mujeres son diversas étnica-racialmente, sexualmente, que las mujeres lesbianas, trans y en condición de discapacidad deben tener garantizados sus derechos. La diversidad no tiene que ser una dificultad. Nos han hecho creer por mucho tiempo que existe una categoría única de mujer y no es así. Diría que sigamos apelando a la sororidad (solidaridad entre mujeres), que no les hagan creer que no podemos caminar juntas, que podemos generar redes de soporte entre nosotras y tomar fuerza porque es la única manera de desmontar el patriarcado. Que no tengan miedo a alzar su voz y a demandar sus derechos, que nadie les diga que puede disponer sobre su cuerpo y su vida. Les diría que tienen derecho a decidir y a ser felices”.

MÓNICA DELTA

Periodista, presentadora de televisión y elegida por la revista Semana Econpomica como una de las periodistas más influyentes del país el 2021.

(Foto: José Rojas)

“Empecé en el periodismo muy jovencita, tenía solo 22 años el Perú, era un país completamente distinto, había una estructura mucho más conservadora y más machista. Aunque en los últimos tiempos se está viendo situaciones increíblemente machistas, parece que no hubiéramos progresado. Lo más difícil para mí fue que me trataran igual que a un hombre, en esa época había muy pocas mujeres periodistas, y consideraban a una mujer débil como que había que darle comisiones sin mayor riesgo. Y eso es algo que a mí desde el primer momento me molestaba mucho. Una mujer tiene que hacer lo posible, desde muy joven, para que respeten tu capacidad, no para que te miren el físico, esa fue una lucha permanente. Así que generó en mí una comprensión de que una periodista debía tener los mismos derechos, capacidades y responsabilidades. Me enfrentaba todos los días a las diferencias entre hombres y mujeres.

La discriminación para las mujeres en el Perú son todos los días, depende del tiempo en el que vivas. Cuando eres muy joven y alcanzas algún tipo de éxito, normalmente atribuyen ese éxito a situaciones subjetivas. Eres amiga de alguien, lograste algo por alguien poderoso o tuviste alguna vinculación o relación y no por tus méritos. Esa es la discriminación más grave que una mujer puede sentir y que en mi caso he sentido siempre. Luego las cosas van cambiando. Ya no hablan de tu cara o la posibilidad de vincularte con alguien o conseguir algo por alguien, sino si estás gorda o flaca, si estás bonita o fea, si estás joven o vieja. La discriminación está en la mirada en que colocan sobre una mujer. No es una mirada hacia un individuo que piensa y siente, que tiene las mismas responsabilidades de cualquier otra. Por ahí hay que lidiar permanentemente.

En general las mujeres deben desafiar permanentemente (el statu quo), aconsejo que sueñen, que logren sus objetivos, que recuerden que una mujer es dueña de su cabeza, de su cuerpo y dueña de todo lo que defina, que no depende de nadie, que no es un factor ni de complemento ni es un factor que tiene que estar acompañado de alguien. Una mujer per se en un individuo que tiene todo el derecho de llegar a cumplir lo que quiera y lo que sueñe”.

ELISABETH ZORRILLA

Comandante FAP, jefa del Departamento de la Dirección de Administración de Personal de la FAP.

(Foto: Fuerza Aérea del Perú)

“Creo que una de las mayores dificultades se las pone uno mismo... Una como mujer tiene su familia y sus hijos, entonces cuando tienes un puesto que demanda mucho tiempo y responsabilidad hace que una mujer tenga que dejar algunas tareas o dejar a un costado a la familia por su desarrollo profesional. Uno de los retos es que a medida que alcanzas mayor jerarquía vas teniendo mayor responsabilidad y esto nos guste o no determina mayor tiempo de trabajo y menor tiempo en casa y para una mujer choca y duele un poco también. Sin embargo, tu misma dices: ‘Yo puedo’.

“Entré a la Fuerza Aérea cuando tenía 17 años, muy joven e inmadura, es una edad donde tienes que cumplir retos personales, pero gracias a Dios no tuve ningún rechazo por parte de mi familia (al elegir ser parte de la Fuerza Aérea), pero por parte de mis amigos sí, me preguntaban: ‘por qué te cortan el pelo, por qué nunca puedes salir’. Pero a medida que vas surgiendo y se han sentido orgullos (todo cambia) y porque es la novedad. Tenemos (las mujeres) 25 años en la institución y seguimos siendo una novedad”.

“Las barreras nos ponemos nosotras mismas, el desarrollo personal de cada una de las mujeres está supeditado a las metas que te pongas. Tenemos muchas más responsabilidades y roles solo por el hecho de ser mujeres. Tenemos roles en la casa, con los hijos, como madre, esposa. Cargamos con esa responsabilidad, pero eso no quiere decir que no lo podamos hacer bien, es cuestión de organizarse, ponerse metas, compartir tareas con el esposo, novio o pareja. Es momento de marcar metas y también hacerlo con responsabilidad y disciplina. Podemos resaltar entre los hombres, pero no con un concepto feminista, sino para poder dejar ejemplo a las futuras jóvenes de nuestro país y si quieren postular a las instituciones armadas que no tengan temor porque hay muchos retos que cumplir y muchos aspectos por desarrollarse”.

MARINA MORA

Directora de Marina Mora Escuela, empresaria y exMiss Perú.

Marina Mora se casó con Alejandro Valenzuela. (Foto: @marinamoram).

“Como empresaria independiente traté siempre de abrirme un camino sólido, confiar en mí. Sobre todo, en el rubro que me dedico que es la belleza tenemos que enfrentarnos a ciertos estereotipos que no entienden ni valoran el real objetivo de este sector. El mundo de la belleza ya dejó de ser solo la cara bonita y eso me costó hacerlo entender.

“Hay muchas cosas que podemos aconsejar; ¡a mí me gusta compartir mi experiencia! Pero en este momento considero que lo principal es que aprendan a no subestimarse, los seres humanos en general debemos trabajar cada día a valorarnos y desde ese valor prepararnos para ser cada día mejores en lo que nos propongamos, siendo conscientes que lo más importante es la felicidad. No dejemos que nadie limite nuestros sueños, o que nos pongan etiquetas. Si nos dicen que no podemos, no hay que tomarlo en cuenta, lo que importa es las ganas, el emprendimiento y el entusiasmo que le ponemos a cada cosa que nos trazamos. Las mujeres somos capaces de hacer todo, de superar barreras y limitaciones. Somos capaces de ser amas de casa, madres de familia, hijas, hermanas, amigas, también ser profesionales y dedicarnos de manera óptima a nuestro trabajo. Tenemos la capacidad de relacionarnos con todos y de hacer varias cosas a la vez, y hacerlas bien, porque nos apasionamos, nos valoramos y debemos creer en nuestras capacidades”.

SOFÍA MULANOVICH

Surfista profesional, Campeona Mundial (ISA Women’s World Championship) 2019, miembro del Salón de la Fama del Surf, Campeona Mundial (ISA Women’s World Championship) 2004 y 4 veces campeona Nacional 1999-2002.

(Foto: IPD)

“Lo más difícil cuando empecé a correr tabla era que había muy pocas mujeres que surfeaban y a la hora de competir nunca tenía con quien competir, muchas veces tuve que competir con los hombres. Al principio también fue bastante difícil competir por olas en los entrenamientos ya que en el surfing uno siempre compite por olas en el mar y competir contra los hombres fue difícil ya que ellos tienden a ser más fuertes y rápidos, pero eso también me ayudó mucho a ser más fuerte y rápida a mí”.

“Aconsejo a las mujeres es que sigan firmes en sus propósitos y crean en ellas mismas. Que cuando necesitemos ser escuchadas alcemos nuestra voz con confianza y seguridad, firmes en nuestros propósitos”.

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