En la consigna de llevar nuestra alimentación hacia lo natural, las semillas han tomado relevancia. Se las comenzó a incorporar en preparaciones clásicas y se descubrió que no alteran el sabor de las comidas, pero sí aportan vitaminas, minerales y fibra.
Talía Pinto, nutricionista del team Herbalife, explica que ayudan a reducir los niveles de glucosa, mejorar el tránsito intestinal y eliminar el colesterol malo.
SEMILLAS DE LINAZA
Mejoran los cuadros de hipertensión y previenen enfermedades hepáticas. Deben consumirse pulverizadas para que sus propiedades se activen.
SEMILLAS DE CALABAZA
Por su contenido de magnesio y manganeso, promueven la salud de huesos y corazón. También actúan como antiinflamatorio en enfermedades como artritis. Pueden consumirse crudas o tostadas.
SEMILLAS DE CHÍA
Las más empleadas, ya que al causar sensación de llenura, controlan la ansiedad por comer. Se esparcen sobre ensaladas, cereales o bebidas.
SEMILLAS DE GIRASOL
Son ricas en ácido fólico, ideal para mujeres en edad fértil. Y contienen vitamina E, antioxidante capaz de prevenir ciertos tipos de cáncer. Se comen crudas y sin cáscara.
SEMILLAS DE MORINGA
Poseen zinc, clave en la producción de insulina (sustancia que controla la diabetes). Hay que pelarlas para ingerirlas.
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