¿Estás en una reunión y de pronto tu pequeño suelta una lisura? No le grites, no le jales las orejas y tampoco te rías. Ninguna de esas acciones es positiva para el menor. Simplemente dile: ‘Hijito, lo que dijiste no está bien. Discúlpate’. Ya cuando estén en casa –aconseja el psicoterapeuta Walter Hinojosa– pregúntale dónde escuchó esas palabras, sin presionarlo o intimidarlo.
“El niño suele repetir términos y/o acciones que le impactaron como parte de su desarrollo normal. Por eso, no debes ofuscarte ni tildarlo de ‘niño malcriado’. Al contrario, debes guiarlo y explicarle que esas ‘palabrotas’ no se deben repetir, porque pueden ofender a los demás”, señala el especialista.
QUÉ HACER
- Pregúntate primero si mencionas lisuras en casa. Si es así, evítalo. Tú eres el primer ejemplo de tu engreído. Si él te escucha decirlas pensará que es correcto y las incluirá en su vocabulario, sin saber exactamente cuál es su significado.
- Cuando insista en decir una ‘palabrota’, pese a que ya le has dicho que está mal mencionarla, sanciónalo prohibiéndole aquello que más le gusta hacer, pero déjale claro por qué lo haces.
- En ocasiones, el menor usa las lisuras para llamar tu atención. Organiza tu horario y juega con tu hijo, conversa con él... hazle sentir que estás ahí para apoyarlo en lo que sea.
SABÍAS QUE...
Cuando te ríes y dices ‘qué gracioso es mi hijito al decir esa palabra’ estás reforzando esa mala conducta. No lo hagas.