Entre los 7 y 9 años, los niños atraviesan una etapa en la que no les gusta la idea de bañarse. Se rehúsan a ingresar a la ducha y esa negativa da lugar a conflictos con los padres. La psicóloga Carmen Bravo de Rueda, de la Clínica Ricardo Palma, explica que ese rechazo es parte de la segunda rebeldía del menor, considerando que la primera es cuando aprende a hablar, a decir ‘no’ y va advirtiendo las consecuencias de esa palabra.
“En esta segunda rebeldía, el hijo está involucrado en su aprendizaje (casi siempre a través de los juegos) y le molesta que lo distraigan para cumplir algo que no le resulta importante, como bañarse. Además, está empezando a formar su personalidad y eso lo hace tener manifestaciones de autonomía”, agrega.
CÓMO ANIMARLO
La especialista recomienda no sorprenderlo con la noticia del baño, sino anticiparle esta tarea. Decirle al niño, por ejemplo, ‘termina el programa de televisión y entras a la ducha’ o ‘vas a jugar pelota, pero regresas y te bañas’. Ambos deben quedar en ese acuerdo y si el procedimiento se vuelve hábito, ¡mejor! Es la forma adecuada de crear rutinas.
Si el niño no cumple con lo establecido, habrá que recordarle que las personas respetan sus acuerdos y se le puede imponer una sanción restringiéndole su programa o deporte favorito.