Luego de vivir varios años en Venezuela, el peruano Luis Arroyo (33) regresó a su patria y encontró en los colores rojo y blanco las señales para continuar una noble labor que ya antes había realizado: representar a Papá Noel, un personaje que él caracteriza con mucha responsabilidad y paciencia. Afirma que disfrazarse no es solo hacer ‘jo, jo, jo’, es también la oportunidad de conocer el corazón de un niño.
Junto a él, un grupo de jóvenes venezolanos realizan shows infantiles con positivos mensajes para una buena convivencia familiar y escolar. Duendes, hadas y demás personajes lo acompañan en esta jornada social en Navidad.
¿Cuántas navidades llevas caracterizando a Papá Noel?
Hace seis años. Empecé por casualidad. En Venezuela, trabajé en campamentos para niños y en uno de los shows de Navidad, la persona que hacía de Papá Noel no llegó y me dijeron que me encargara de eso. Me disfracé y desde entonces lo realizo todos los años.
¿Cuánto pesas?
Creo que estoy en 95 kilos.
¿Es fácil ser este abuelito?
No se trata solo de decir ‘jo, jo, jo’. Necesitas tener paciencia y sensibilidad para escuchar a los niños. Es la oportunidad de conocer sus corazones.
¿Qué es lo que te ha pedido un niño y te ha conmovido?
Recuerdo que un niñito con síndrome de Down me dijo ‘no quiero regalos, quiero que mis papás estén juntos otra vez’. Nunca imaginé un pedido así.
Conmovedor, pero también están los chicos demandantes, que quieren todo. ¿Cómo manejas eso?
A ellos les doy mayor atención porque necesitan que los escuchen, que los entiendan y me gusta interactuar.
Pero no todo es regalo...
Claro que no, en el momento que ellos me hablan de la ilusión de sus regalos, aprovecho para aconsejarles que sean buenos en casa, en la escuela y con sus amigos.
Para ti, que has sido Papá Noel en Venezuela y ahora en Perú, ¿qué diferencia hay entre los niños de ambos países?
Lo que rescato es que aquí (Perú) los pequeños siguen jugando y teniendo ilusión, incluso hasta los 12 años. Saben que no existe Papá Noel, pero siguen conservando su niño interior. En cambio, en Venezuela, los chicos dejan los juguetes porque están pensando en otras cosas, como fiestas de grandes.
¿Qué es lo más difícil de tu labor?
Que no puedo hacer otras cosas. Cuando estoy caracterizado no puedo dejar mi personaje y atender algún tema del sonido o luces o algo que requiera el evento. Soy Papá Noel y con los niños me debo quedar.
¿Dónde se celebra mejor la Navidad?
En casa, con la familia. Eso me gusta de Perú, aquí todos buscan pasar Nochebuena con sus seres queridos, compartir la cena.
¿Cuál es tu próximo evento?
Nosotros (elenco) nos presentamos en todo Lima. Donde me llamen, voy. Pero el próximo 23 de diciembre realizaré una actividad para los niños de escasos recursos, en Los Olivos. Será en el centro de convenciones ‘El Gran Marqués’.
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