
El desembarco de las tropas de la expedición libertadora en Paracas, el 8 de setiembre de 1820, es un acontecimiento decisivo en la historia no solo del Perú, sino también de toda Sudamérica. Conseguida la independencia de Chile, el próximo paso era el Perú.
A mediados de 1820 todo estaba listo para emprender la invasión del temido Virreinato del Perú.
“Voy a abrir la campaña más memorable de nuestra revolución”, dijo don José de San Martín en una proclama a los argentinos. Y agregó: “El día más grande de nuestra revolución está próximo a amanecer”.
El 18 de agosto inició su embarque en Valparaíso y el día 20 la expedición se hizo a la vela rumbo a la costa peruana al mando del libertador.
La flota constaba de mil 118 hombres de las tres armas; 2 mil 313 del ejército argentino y mil 805 del chileno, además de numerosos peruanos, como el general de división nacido en Huaraz, Toribio Luzuriaga.
La escuadra se componía de 8 buques de guerra con 247 cañones y víveres para seis meses de campaña. El 8 de setiembre, la Expedición Libertadora desembarcó en la bahía de Paracas.
La acción sorprendió al virrey Joaquín de la Pezuela, quien tenía en Lima un ejército mayor, pero no se atrevió a atacar. De inmediato, las tropas de San Martín ocuparon Pisco, que se declaró independiente, y se instaló una base donde el libertador planificó la toma de Lima.
Dividió su ejército en dos (uno dirigido a la sierra y otro embarcado al norte del Perú) para fragmentar a las tropas españolas y lograr la independencia que, con el ingreso del Ejército Libertador a la capital, se proclamaría el 28 de julio de 1821.
DATITO
Los jefes del ejército español en Lima estaban muy disgustados con De la Pezuela por la pasividad y desorganización que mostraba frente a San Martín. El alboroto en la ciudad era grande. Reunidos en el campamento de Aznapuquio, cercano a la capital, decidieron sustituirlo del cargo, obligándolo a regresar a España y designando en su lugar al teniente general José de la Serna, quien sería el último virrey del Perú, capitulando en Ayacucho al producirse la derrota realista en esa batalla.










