
El castellano o español, nuestro idioma, usa con frecuencia muchas palabras y locuciones del latín, ya sea en el mundo académico como en la escritura y el habla comunes.
Veamos algunos casos:
Ad hoc: dispuesto o apropiado para un fin específico.
Ad libitum: como quieras, a tu voluntad.
Alter ego: otro yo, segunda identidad.
A posteriori: después de analizar algo o de los hechos.
A priori: antes de analizar algo.
Bis: repetición, dos veces.
Curriculum vitae: relación de méritos, estudios y experiencia laboral.
De facto: de hecho.
Ergo: por tanto, luego.
Ex profeso: a propósito, deliberadamente.
Grosso modo: más o menos, a grandes rasgos.
Habeas corpus: que tengas el cuerpo, procedimiento legal que protege el derecho a la libertad individual.
Ídem: lo mismo, igual.
In extremis: en el último momento.
In fraganti: en el mismo momento.
In situ: en el lugar de los hechos.
Inter nos: entre nosotros.
Ipso facto: inmediatamente.
Lapsus linguae: error involuntario al hablar.
Mea culpa: por mi culpa.
Modus operandi: modo de actuar.
Modus vivendi: modo de vivir.
Motu proprio: por propia iniciativa o voluntad.
Per se: por sí mismo, intrínsecamente.
Sine qua non: indispensable, sin lo cual no se puede.
Statu quo: situación de algo en cierto momento, estado actual.
Stricto sensu: en sentido estricto.
Sui géneris: muy especial, peculiar, diferente a la mayoría.
Vox populi: conocido por todo el mundo.
DATITO
La relación entre el castellano y el latín es estrecha. El castellano proviene del latín vulgar que hablaban los romanos que conquistaron la península ibérica (actual España). Alrededor del 75 % del vocabulario del castellano moderno es de origen latino. Los idiomas derivados del latín, conocidos como lenguas romances, incluyen el castellano, portugués, francés, italiano, catalán, gallego y rumano, entre otros.










