
“Y el Señor Dios plantó un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado”, se cuenta en el libro del Génesis 2:8 de la Biblia. También lo describe como un paraíso terrenal, un lugar real, de paz, abundancia y perfección donde Dios colocó al primer hombre, Adán, para que lo cultivara y cuidara. En medio de este jardín estaba el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero, ¿dónde quedaba este paraíso?
De acuerdo con las sagradas escrituras el Jardín del Edén estaba hacia el oriente. En el Génesis 2:10-14 menciona a un río que salía del Edén y se dividía en cuatro afluentes: Pishón, Guijón, el río Tigris y el río Éufrates. Se desconoce la ubicación de los dos primeros, pero la del Tigris y Éufrates es bien conocida. Fluyen desde las montañas de Siria e Irak, atravesando el actual Irak, hasta el mar.
En la antigüedad Irak era parte de Mesopotamia, una tierra a 800 kilómetros al este de Israel. El nombre de Mesopotamia es una antigua palabra griega que significa la tierra entre dos ríos, es decir, el Tigris y el Éufrates, esa es la tierra en el centro de Irak, no lejos de las grandes ciudades de hoy como Bagdad, que por cierto está muy cerca de lo que era la ciudad de Babilonia. Esta es la teoría más extendida.

Otros estudiosos sitúan el origen de los cuatro ríos más al norte, por lo que el Edén pudo haber estado ubicado en un lugar como Armenia, que se encuentra al norte de lo que antes era Mesopotamia. Pese a todo, hay dudas de que el Jardín del Edén existiera realmente, pues expertos indican que se trataría de una creencia religiosa.
DATITO
Otras posibles ubicaciones. Según investigaciones del arqueólogo David Rohl, El Edén pudo haber estado en la meseta al oeste del Lago Urmia en Irán. Un grupo de estudiosos apunta a Egipto, pues intenta identificar los cuatro ríos con el Nilo y sus afluentes. Para otros investigadores sería en Tierra Santa (Israel), pues el río Jordán podría ser uno de los ríos mencionados en la descripción bíblica. Adán y Eva fueron expulsados del Edén por haber comido el fruto prohibido.









