
Muerto en el combate de Angamos al mando del monitor Huáscar, el almirante Miguel Grau alcanzó la inmortalidad en defensa de la patria, el 8 de octubre de 1879, un día como hoy hace 146 años.
A las 9:50 de la mañana, un proyectil del enemigo chileno hizo volar la torre de mando del buque y causó las muertes del ‘Caballero de los Mares’ y de su ayudante, el teniente Diego Ferré.
Del cuerpo de Grau solo se recuperó un fragmento de su pierna que los chilenos sepultaron en Santiago.

Tras once años e intensas gestiones del Perú se trajo de vuelta a los cuerpos de nuestros combatientes fallecidos en Angamos, Tarapacá, Alto de la Alianza y Arica. Así, el 27 de junio de 1890, los restos de Grau se exhumaron en Chile y una comitiva peruana los recibió.
El 15 de julio, a bordo del crucero Lima, llegaron al Callao los restos mortales de Miguel Grau, Elías Aguirre, Diego Ferré y José Melitón Rodríguez; así como los de Alfonso Ugarte, Adolfo King y otros inmolados en Tarapacá y Arica.
El recibimiento fue apoteósico con altos funcionarios del Estado, encabezados por el presidente Andrés Avelino Cáceres, y un mar de gente que acompañó el paso de nuestros héroes, con Grau a la cabeza, por las calles donde casas lucían crespones negros en puertas y ventanas como señal de luto y reconocimiento.
DATITO
En 1890, los restos de Grau se colocaron en el cementerio Presbítero Maestro y en 1908 en la Cripta de los Héroes, en el mismo camposanto. En 1970, se trasladó una astilla de la tibia de Grau a la Cripta de la Escuela Naval, en La Punta, donde reposa junto a objetos personales y la imagen de su esposa. La cripta es vigilada las 24 horas del día por cadetes navales que hacen el cambio de guardia al grito de ‘¡Gran almirante del Perú, don Miguel Grau Seminario!’.










