Brujas en la Edad Media. Foto: difusión
Brujas en la Edad Media. Foto: difusión

Las brujas, en cuya existencia se creía más por superstición que por evidencia, eran en la Edad Media temidas en Europa, donde el cristianismo se había impuesto como religión dominante.


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Hoy, cuando el Día de las Brujas es más ocasión para ir de fiesta, disfrazarse o pedir dulces, es difícil entender todo lo que hacían las personas de los siglos XIV y XV cuando la creencia en la hechicería oficial y con documentos eclesiásticos condenaban esa práctica.


En su libro ‘Breve historia de la brujería’, Jesús Callejo refiere que la creencia colectiva en las brujas -mujeres ‘perversas’ que servían al demonio- era tan difundida como las instrucciones para protegerse de ellas o evitar sus conjuros.


Brujas en la Edad Media. Foto: difusión
Brujas en la Edad Media. Foto: difusión

Los rezos a los santos, el agua bendita -mejor si es bendecida en Jueves Santo o en Domingo de Resurrección- y las cruces eran antídotos contra las ‘maldades’ y hechizos de las brujas o para hacerlas correr.


Se decía que las brujas cantaban en sus vuelos rasantes sobre sus escobas y que en respuesta había que cantar ‘Dios y guía y viva Santa María’.
Además, poner escobas al revés, con las cerdas hacia arriba, era infalible; y que al dormir, era necesario tener la ropa o la funda de la almohada a la inversa.
Para que las brujas no entraran a las casas, la cruz era pintada con cenizas en muros y puertas.

DATITO

Tijeras abiertas, en forma de cruz, se colocaban debajo de las almohadas de los bebés en la creencia de que así no serían raptados por brujas mientras dormían. La ropa del niño también era volteada y las madres precavidas, sobre todo en España, ponían detrás de la puerta principal del hogar una escoba con agujas clavadas. Se aconsejaba bautizar a las niñas con el nombre de María, al que, decían, las brujas ‘temían’.

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