
Desde la sequedad vaginal, pasando por irritación y dolor en la intimidad, hasta incontinencia urinaria y mayor predisposición a infecciones urinarias y vaginales, de eso se trata el síndrome genitourinario de la menopausia, que se hace muy marcado en promedio 5 años después de la última regla.
Si bien la terapia más conocida es el uso de estrógeno local (óvulos o cremas), hay mujeres que no pueden o no desean usarlos. Para ellas la alternativa está en aquellos productos humectantes que contienen ácido hialurónico, vitamina E, policresuleno o policarbófilo y pueden usarse en forma interna vaginal o externa.
Otras alternativas son el uso de Dehidroepiandrosterona (DHEA) o Testosterona, que ayudan a mejorar la sequedad a nivel genital. Los dos se usan vía sistémica (oral, en cremas, ampollas o implantes). El uso de probióticos vaginales también ayuda.
La alternativa a estos tratamientos locales es hacer cada 6 a 8 meses sesiones con aparatos basados en energía. En el caso de un láser, las sesiones pueden ser de 2 a 3, con un espacio de 3 a 4 semanas entre cada sesión. No requiere anestesia y su uso es seguro en manos expertas.

Si es radiofrecuencia, se realizan 2 sesiones como mínimo, con un espacio de un mes entre una y otra sesión. En cuanto al ultrasonido o HiFu se requieren como mínimo de 2 a 3 sesiones con un mes de espaciado entre una y otra.
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