
En las relaciones, los desacuerdos son naturales y, si se manejan con respeto, incluso pueden fortalecer el vínculo. El verdadero riesgo aparece cuando uno o ambos dejan de reaccionar, de interesarse y de involucrarse.
El psicólogo Ítalo Arrúe enumera seis razones por las que la indiferencia puede destruir una relación más rápido que las discusiones.
1. NO TIENEN GANAS DE DISCUTIR. Y no porque todo esté bien, sino porque ya no importa lo suficiente como para discutir.
2. DESGASTA EL VÍNCULO AFECTIVO. No hay gritos, pero tampoco hay abrazos, besos ni miradas cómplices. La relación se va enfriando poco a poco.
3. PROFUNDA DESCONEXIÓN. La persona indiferente suele haber dejado de invertir emocionalmente en la relación. Esto no aparece de la noche a la mañana; es el resultado de resentimientos acumulados.

4. DEBILITA EL COMPROMISO. Cuando dejan de reaccionar ante los problemas, se pierde el sentido de equipo y cada quien empieza a actuar como si estuviera solo.
5. FOMENTA LA INSEGURIDAD. El silencio y la frialdad llevan a la otra persona a cuestionarse si aún es amada o deseada, lo que genera ansiedad y desconfianza.
6. FACILITA LA ENTRADA DE TERCEROS. En muchas parejas, la indiferencia abre la puerta para que uno de los dos busque atención, comprensión o cariño fuera de la relación.










