Mientras la comunidad recupera los espacios físicos perdidos en 2020 por la pandemia, los líderes educativos tienen la compleja tarea de cuidar la salud de todos sin perder de vista los objetivos propuestos para el año. Frente al pizarrón o un monitor, los equipos de trabajo necesitan sentirse motivados en un ambiente que fomente la confianza y el desarrollo personal y colectivo.
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Esto lo sabe Natalia Tieso, Mg en Educación, responsable de desarrollo regional para América Latina del Bachillerato Internacional (IB), quien destaca al coaching organizacional como un gran aliado para cumplir este objetivo, pues “esta disciplina se basa en la administración de recursos humanos, la psicología positiva y, más recientemente, en la neurociencia para ayudar a las personas a comprender cómo mantenerse encaminadas y alcanzar sus metas dentro de un contexto educativo”.
Uno de los grandes recursos del coaching para generar conversaciones poderosas que motiven es el modelo Grow, que remite a un acrónimo en inglés de las palabras:
- Goal (metas), que busca reflexionar sobre las metas de desempeño, los problemas a resolver y las decisiones que tomar.
- Reality (Realidad), que apunta a tomar conciencia de la realidad: el alcance, el contexto y la magnitud de la situación existente.
- Options (Opciones), pues se enfoca en definir las alternativas potenciales para lograr el éxito.
- Will (voluntad), que es el último paso intenta desbloquear acciones, responsabilidades y obstáculos para poder establecer un plan de acción claro.
Estos cuatro conceptos son los pasos a seguir para resolver problemas y ayuden a tomar decisiones con mayor eficiencia, productividad y simplicidad.
Aplicar este modelo en la escuela es más sencillo de lo que parece, pues el coaching no tiene porque ser un compromiso fijo en el calendario.
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Las sesiones pueden generarse regularmente o darse en la sala de profesores, en la oficina o en el pasillo con un café. En vez de crear otra obligación en un mundo lleno de tareas pendientes, esta disciplina busca generar relaciones continuas e interactivas, con foco en la honestidad y la confianza.
“Este año, como nunca, todos son alumnos, mientras se acostumbran a la nueva escuela, con el enorme esfuerzo y sacrificio que eso significa, hay un ejercicio simple que se debe poner en práctica y eso es tener más en cuenta los pensamientos, sentimientos y talentos”, finaliza.
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