
Once de la noche, en plena guardia: llega a emergencia un niño de 1 año acompañado de sus padres, tras ingerir dos imanes pequeños. En la radiografía se observan dos imágenes juntas en la vía digestiva.
El paciente ingresa a sala de operaciones, donde se encuentran los imanes en distintos niveles del intestino delgado, unidos por su atracción natural. De permanecer así, habrían provocado necrosis del tejido intestinal y, como consecuencia, una fístula.
A las tres de la mañana llega a emergencia un niño de 3 años que había ingerido una pila pequeña de reloj, la cual quedó alojada en el tercio medio del esófago.

De inmediato se le realizó una endoscopia para extraerla, ya que, de permanecer allí por más horas, podría causar una fístula traqueoesofágica (FTE) y pericarditis (inflamación del pericardio).
Es valioso reconocer el arduo trabajo de los especialistas para resolver estas emergencias, pero aún más importante es la prevención que deben tener los padres en casa.
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