Cuando le hablas a tu perro. Foto: composición/Istock
Cuando le hablas a tu perro. Foto: composición/Istock

Hay quienes dicen que hablarle a un perro no tiene sentido porque este no entiende. Pero quienes vivimos con ellos sabemos que sí nos escuchan. No solo reconocen palabras, también perciben emociones, tonos y gestos. Su manera de entendernos va mucho más allá del idioma.


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He visto perros que reaccionan, apenas escuchan calle, comida o vamos. Saben lo que viene y se emocionan. No es magia. Es memoria, rutina y conexión.

Aprenden a asociar palabras con momentos y, sobre todo, con cómo las decimos. El tono amoroso, firme o alegre marca la diferencia. Hablarles no es raro. Es natural. Es parte del vínculo que construimos día a día.

Cuando le hablas a tu perro. Foto: composición/Istock
Cuando le hablas a tu perro. Foto: composición/Istock

Nos miran, nos siguen, nos sienten. Y aunque no respondan con palabras, contestan con el cuerpo, la mirada y la presencia. Entienden más de lo que creemos. Porque lo nuestro no es solo convivencia. Es una conversación silenciosa de corazón a corazón.

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