Decorar la habitación de un niño va más allá de la estética. No basta con que el cuarto se vea bonito, no. La debe conseguir que el espacio resulte acogedor y motivador, pues en ese lugar infantil tu retoño permanecerá largas horas del día.

También, para la habitación de un niño, se puede apostar por cualquier color en las paredes, aunque los tonos suaves, como el beige, amarillo pálido, lila y celeste, entre otros, son los más escogidos porque dan tranquilidad.

Una habitación personalizada para un niño siempre garantiza su bienestar. Por eso, siempre es válido escuchar los gustos del infante. Quizá incluir un personaje de ficción de su preferencia en los acabados puede convertir el espacio en un ambiente propio y valioso.

ILUMINACIÓN. En la habitación de un niño siempre debe haber dos tipos de luz: natural para que dibujen o lean; artificial que deberán encontrar en un foco principal, lámpara velador o de apoyo. Esta última iluminación sirve para que realicen actividades más tranquilas como dormir.

MUEBLES IMPRESCINDIBLES. Aunque los niños son muy simples y capaces de dormir sobre cojines, hay algunos artículos necesarios como una buena cama para el correcto descanso, una repisa para que aprendan a organizar sus libros y juguetes, y una mesita de noche.

SEGURIDAD ANTE TODO. Escoger muebles con cantos redondeados que no representen ningún peligro al niño. Tampoco se debe poner en la habitación cortinas que lleguen hasta el suelo si aún gatean, porque podrían jalar la tela y exponerse a que la barra les caiga encima.

PISOS. No es correcto colocar alfombras en la habitación de un niño si estas no van a ser lavadas constantemente, ya que pueden convertirse en depósitos de ácaros. Es mejor optar por un piso que permita una limpieza más fácil.

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