Inició vendiendo gaseosas y abarrotes en una vitrina, junto a su padre, y hoy es un próspero minimarket. Foto: Violeta Ayasta.
Inició vendiendo gaseosas y abarrotes en una vitrina, junto a su padre, y hoy es un próspero minimarket. Foto: Violeta Ayasta.

Un verdadero ejemplo de lucha y perseverancia. Así es la historia de Mariella Mercado Izaguirre (49), una aguerrida madre de familia que desde hace veinte años está al frente de la tienda ‘Mariella Market’, en San Luis.

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“Mi papá abrió el negocio para ayudarme a criar a mi hijo, porque soy mamá soltera. Fue un gesto de amor que siempre recordaré. Al comienzo vendíamos afuera de la casa. Aprovechábamos que mi hermana vendía hamburguesas y salíamos a vender gaseosas y abarrotes”, recuerda la emprendedora, que antes trabajaba en una tienda de Gamarra y en las noches en una imprenta.

DE TODO UN POCO

Mariella sabe que una bodega debe estar muy bien surtida con productos indispensables, pero también con novedades.

“Aquí hay de todo un poco, abarrotes, golosinas, licores, útiles de oficina, y hasta artículos electrónicos. Abrimos de lunes a viernes de 10 de la mañana a 1 de la madrugada. Y los fines de semana nos quedamos hasta las 4″, comenta.

BUEN TRATO

Una buena atención es clave para que el cliente regrese al local, se fidelice y lo recomiende. La comerciante tiene muy clara esta premisa y la imparte en su negocio.

“El pilar de las bodegas es el servicio al cliente. Tienes que ser empática y resolver sus dudas. Si no tienes estas cualidades es probable que aun vendiendo a buen precio se vaya a la competencia. Yo siempre engrío a mis caseros y les regalo yapita”, indica.

LOGROS

Mercado afirma que esta bodega le ha cambiado la vida y gracias a ella ha podido sacar adelante a sus tres hijos y estar disponible para ellos en todo momento, ya que en sus anteriores trabajos no tenía hora de llegada ni de salida.

“Lo más hermoso que me ha traído esta tienda es tener tiempo para estar con mis hijos y pagar sus estudios. Además, he podido comprar mi departamento y un carrito. Ser bodeguera es un trabajo sacrificado, pero te llena de muchas satisfacciones”, agrega.

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