Las infecciones vaginales son más frecuentes de lo que se cree. Estas alteraciones producidas por microorganismos que normalmente están presentes en la vagina o que han sido introducidos en ella durante el contacto sexual, actividad física o por una mala higiene.
Pueden ocasionar múltiples molestias y resultar realmente incómodas. Bergica Martínez, ginecóloga obstetra de la Clínica Ricardo Palma, explica que existen varios tipo de fluidos y depende del agente que lo causa como hongos, bacterias, algún germen adquirido vía sexual o una combinación de ambos. Las más comunes son: candidiasis vaginal, vaginosis bacteriana, tricomoniasis y clamidia.
“Su diagnóstico se realiza mediante una evaluación en consultorio, donde se analizan las características del flujo vaginal y de los síntomas que presenta la paciente, a fin de plantear el tratamiento más adecuado para cada caso”, señala.
CAUSAS MÁS FRECUENTES
Varían desde alteraciones en el patrón de alimentación, estrés, falta de higiene, prácticas sexuales inadecuadas, uso continuo de antibióticos, diabetes no controlada hasta uso de ropa húmeda o apretada, entre otras.
Entre sus síntomas se encuentra la irritación en el área externa de los genitales, flujo vaginal de diferentes colores: blanco, amarillo o grisáceo, que puede generar picazón y mal olor, leve sangrado vaginal, dolor al orinar y durante las relaciones sexuales.
¿Cuándo acudir al médico?
De no recibir tratamiento las infecciones vaginales pueden volverse crónicas, alterando la calidad de vida de las pacientes, ya que limita sus actividades diarias y sus relaciones íntimas. También pueden afectar la fertilidad e incrementar el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, asociándose a partos prematuros y bajo peso del bebé al nacer.