“Querrán volarlo y no podrán volarlo. Querrán romperlo y no podrán romperlo. Querrán matarlo y no podrán matarlo...”. Con este extracto del ‘Canto coral a Túpac Amaru’ del poeta Alejandro Romualdo se recuerda que un día como hoy, 18 de mayo, en 1781, fue ejecutado José Gabriel Condorcanqui, líder de la mayor rebelión independentista durante el Virreinato del Perú.
Más conocido como Túpac Amaru II, nació en el pueblo de Surimana, distrito de Tungasuca y provincia de Canas, en Cusco. Educado y carismático, se dedicó al comercio de arrieros y a la administración de sus tierras. Luego, fue nombrado cacique y su prestigio entre los indios y mestizos le permitió encabezar la rebelión que buscó eliminar la explotación contra el indígena a través del alto pago de impuestos, la mita (trabajo obligatorio en obras de ‘utilidad pública’) y el abuso de los corregidores españoles.
En 1776, Túpac Amaru II se trasladó a Lima para denunciar la abusiva explotación que padecían los indígenas, pero sus reclamos fueron desatendidos y en 1778 volvió a Tungasuca.
Túpac Amaru II inició su levantamiento anticolonial en 1780 cuando decidió ejecutar al corregidor de Tinta, Antonio Arriaga. Su sublevación se extendió con el apoyo de curacas, mestizos y criollos.
Tras la victoria de sus tropas en la batalla de Sangarará, Túpac Amaru II fue capturado por los realistas (españoles), quienes lo obligaron a presenciar la ejecución de su esposa Micaela Bastidas, familia y aliados. Después intentaron descuartizarlo atando sus extremidades a caballos. Como ese intento no tuvo éxito, fue decapitado.