Levanta la mirada al cielo y verás las nubes. Todos sabemos que tienen diversas formas y tamaños, sin embargo tienen algo en común: están formadas por gotitas de agua o cristales de hielo casi invisibles.
Se forman cuando el aire se eleva calentado por la irradiación terrestre. El aire contiene vapor de agua invisible, que es un gas. Cuando se calienta, sube y se eleva hasta su punto de rocío. Las gotitas son tan pequeñas y livianas que flotan en el aire y forman nubes.
La forma de las nubes varía al igual que su textura, dependiendo del calor que las impulse, la composición atmosférica y el viento que las empuje determinando su altura.
Existen tres tipos básicos de nubes:
1. Cúmulos: Son un tipo de nube baja, tiene bordes claramente definidos y un aspecto que a menudo se describe parecido al ‘algodón’.
2. Estratos: Son como capas planas y anchas de nubes superpuestas. En general, se encuentran a gran altura y pueden ocasionar lluvias.
3. Cirros: Son nubes delgadas, retorcidas y tenues, que están en lo alto del cielo. Suelen anunciar mal tiempo.
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