Mañana, Miércoles Santo, llega a su fin la primera etapa de la Semana Santa. La fecha representa el final de la Cuaresma (período anterior a la Semana Santa que inicia el Miércoles de Ceniza) y el comienzo de la Pascua (fiesta de la resurrección de Jesucristo y que recuerda también la liberación de los judíos de la esclavitud en Egipto).
Pocos destacan que el Miércoles Santo es esencial en las creencias de los cristianos, porque en la fecha se reúne el Sanedrín (entonces consejo supremo nacional y religioso de los judíos) con Judas Iscariote, el traidor entre los 12 apóstoles de Jesús.
El Evangelio de San Mateo (en la Biblia) relata que “uno de los doce (apóstoles o elegidos para divulgar la fe), llamado Judas Iscariote”, acudió ante los sumos sacerdotes que envidiaban y odiaban a Jesús y les propuso:-“¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?” Es decir, Judas ofreció entregar a su Maestro para que sus enemigos lo juzguen y maten como luego en efecto lo hicieron.
“Ellos se ajustaron con él en 30 monedas. Y, desde entonces, andaba buscando ocasión propicia para entregarlo”, refiere Mateo.
Cuando los discípulos preguntaron a Jesús dónde quería que le preparen la cena de Pascua, el Mesías contestó: “Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: ‘El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’”. La Última Cena fue el Jueves Santo con todos los discípulos, incluido el traidor Judas.
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