Isabel Flores de Oliva, nuestra , obró muchos milagros y su fe en Dios es tan reconocida que se le incluye en ‘Las Tradiciones Peruanas’ de Ricardo Palma.

En ‘Los mosquitos de Santa Rosa de Lima’ se relata que en su huerto había acequias y se formaban charcos donde, como es natural, revoloteaban molestos zancudos. Sin embargo, cuando la santa construyó la ermita donde se recluía para orar y hacer la penitencia, ella y los insectos -también hijos de Dios como todos los animales- hicieron un pacto: ella no los molestaba y ellos no la perturbaban con sus zumbidos y picaduras.

Los mosquitos cumplieron el convenio y acompañaban a Santa Rosa en sus alabanzas al Señor con un concierto de trompetillas.

Todo se trastocó cuando llegó de visita la beata Catalina, quien fue atacada por los mosquitos y de un manotazo mató a uno. Santa Rosa le pidió que no mate a ningún otro y ordenó a los insectos que nunca más ataquen a su amiga.

La beata Frasquita Montoya también llegó de visita y temía acercarse a la ermita por miedo a los mosquitos. “Pues tres te han de picar -le dijo Rosa-, uno en el nombre del Padre, otro en nombre del Hijo y otro en nombre del Espíritu Santo”. Y sintió la Montoya el aguijón de tres mosquitos, refiere la tradición.


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