Una de las especies más atractivas de nuestra fauna marina está en grave riesgo. Desde el año pasado, centenares de lobos marinos aparecen muertos a orillas de las playas a causa de la gripe aviar tipo A (H5N1), que también ha causado la muerte de cientos de aves.
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Según reportes, alrededor de mil lobos marinos y cien mil aves han muerto a causa de este virus que mantiene a nuestro país en emergencia sanitaria.
DOS ESPECIES DE LOBOS MARINOS
Los lobos marinos que viven en territorio peruano pertenecen a dos géneros distintos, Otaria y Arctocephalus, y aunque tienen características y tamaños diferentes, ambos son animales necesarios para nuestro hábitat porque forman parte de la cadena trófica o cadena alimenticia que otorga equilibrio a nuestra rica fauna costera.
El más abundante en las islas y costas peruanas es el Otaria flavescens, llamado lobo marino chusco o lobo de un pelo, que en el caso del macho desarrolla una melena que lleva a que se le llame león marino.
Los machos son hasta tres veces más grandes y pesados que las hembras. Tienen la nariz más corta y cuadrada que los lobos marinos finos. Tienen una esperanza de vida de 20 años, aunque a veces los factores ambientales como la disponibilidad de alimentos, la caza y las condiciones meteorológicas extremas pueden acortar su existencia.
El lobo marino fino o lobo de dos pelos es el Arctocephalus australis. Es más pequeño que el chusco y a pesar de la caza por su valiosa piel y aceite lo encontramos aún desde la frontera con Chile hasta la isla Lobos de Tierra, al norte.
Los machos alcanzan 2 metros de longitud y pesan hasta 200 kilos, mientras que las hembras miden a lo mucho 1.50 metros y no pesan más de 60 kilos.
EMERGENCIA SANITARIA
Ante la emergencia el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) pidió a las personas mantenerse alejadas de los lobos de mar que salen a la playa y eviten que animales domésticos se acerquen a ellos.
No se recomienda tocarlos, ni intentar alimentarlos, ni devolverlos al mar, porque se estresan. Y esto hará que utilicen la poca energía que tienen para defenderse o nadar contra la corriente y terminen varados en playas cercanas.
Con estas simples acciones y un aviso a tiempo a las autoridades, podemos ayudar a proteger a las dos especies de lobos marinos que viven en nuestras costas.
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