Con pocos años de cultivo en el Perú (su primera plantación data de 2008 en Arequipa y fracasó), los arándanos son hoy una de las estrellas de nuestras exportaciones agroindustriales que, junto a uvas y paltas, se venden por miles de toneladas y generan divisas y puestos de trabajo en el país.
Considerados como pequeñas frutas del bosque, porque inicialmente crecían en matas silvestres, sin cultivar como hoy, los arándanos tienen un origen no precisado, ya que algunos estudios apuntan a Europa, África, Asia y hasta Norteamérica.
Se les llama el ‘oro azul’ porque su demanda mundial y su precio es creciente al tratarse de una fruta muy saludable por sus propiedades antioxidantes (reduce la oxidación del colesterol malo en las arterias), su bajo nivel calórico y su contenido de fibras y vitaminas (A, B y C).
Su bajo índice glucémico ayuda a mejorar la producción natural de insulina, por lo que los arándanos son ideales para diabéticos.
Requiere de suelos húmedos y con tratamiento adecuado, que se han logrado en gran parte del Perú.
También llamados blueberry, los arándanos de las variedades Biloxi, Misty y Legacy son los mejor adaptados al Perú, que tiene sus principales regiones productoras en La Libertad, Lambayeque, Ica, Lima, Áncash, Piura y Moquegua.
Los arándanos son frutos carnosos en forma de globo, de alrededor de 6 milímetros de diámetro y por lo general color negro azulado. Su pulpa es aromática, jugosa y un poco ácida.
Nuestro clima favorable, la disponibilidad de agua para riego y la mano de obra barata han disparado la producción de arándanos en el Perú, que tiene a Estados Unidos y Países Bajos como sus principales mercados de exportación.
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