En un precioso árbol nació un alegre gusanito llamado Nano, muy distinto a los demás. Caminaba muy despacio, tropezaba y cuando intentaba cambiar de hoja, siempre se caía. Un día de otoño, mientras paseaba, una gran tormenta arreció.
El animal intentó abrigarse en una hoja, pero resbaló de ella y cayó al suelo. Se rompió una de sus patitas y empezó a llorar. Es que ya no podía jugar, ni caminar... Pero una noche, cuando estaba casi dormido, se le presentó un hada. Nano, asustado, le preguntó:
- ¿Quién eres?
- Soy un hada y me llamo Naturaleza, dijo la mujer.
- ¿Y por qué estás aquí?, preguntó el gusano Nano.
- He venido para decirte que cuando llegue la primavera ocurrirá un milagro y serás feliz y libre, le explicó el hada.
- Y ¿qué es un milagro?, continuó Nano.
- Es algo ¡extraordinario!, dijo el hada y desapareció.
El tiempo pasó y llegó el invierno. Nano esperaba ansioso la primavera.
Con el frío, los gusanos empezaron a formar un capullo para abrigarse durante parte del invierno. Llegó la primavera y el bosque se vistió de verde. Finalmente ocurrió ¡el gran milagro! Después de haber estado dormido en su capullo durante todo el invierno, el animal despertó. El capullo se derritió y finalmente pudo conocer el milagro. Nano no solo podía caminar, sino también tenía alas multicolores. Había dejado de ser gusano y se había convertido en una hermosa mariposa.