'El flautista de Hamelín'.
'El flautista de Hamelín'.

Hace mucho tiempo, en la próspera ciudad de Hamelín, sucedió algo muy extraño: una mañana sus habitantes salieron de sus casas y encontraron las calles invadidas por miles de ratones.

Por más que pretendían ahuyentarlos, cada vez aparecían más y más en la ciudad. Por la tarde, el alcalde se dirigió al pueblo y dijo:

– Se recompensará con un saco de monedas de oro al valiente que consiga liberarnos de esta pesadilla.

Al poco tiempo se presentó un flautista. Muy decidido y con gesto serio manifestó:

– Señor yo limpiaré esta ciudad de ratones y todo volverá a la normalidad.

Él comenzó a tocar con su flauta una maravillosa melodía. Empezó a caminar y a alejarse del pueblo seguido por una larguísima fila de estos roedores, que parecían hechizados por la música. Atravesó las montañas y los animales desaparecieron del pueblo para siempre. Todos estaban felices.

Días después, el flautista regresó para cobrar su recompensa. Pero los pobladores, cegados por su avaricia le contestaron: “¡Vete de nuestra ciudad! ¿O acaso crees que te pagaremos por tocar la flauta?”

Furioso por la ingratitud de los hamelineses, el flautista, al igual que hiciera el día anterior, tocó una dulcísima melodía. Pero esta vez no eran los ratones quienes lo seguían, sino los niños de la ciudad.

Cogidos de la mano y sonrientes, formaban una gran hilera, sorda a los ruegos y gritos de sus padres que en vano y entre sollozos intentaban impedir que siguieran al flautista.

Nada lograron y el flautista se los llevó lejos, muy lejos, tan lejos que nadie supo adónde, y los niños, al igual que los ratones, nunca jamás volvieron.

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