Durante un período del Imperio Romano se celebraban espectáculos violentos que, en plazas públicas y con presencia de mucha gente y la nobleza, protagonizaban gladiadores o luchadores. Estos juegos públicos enfrentaban a hombres entre ellos (aunque también hubo algunas peleas entre mujeres) o luchadores contra animales salvajes (leones, tigres, panteras, toros y elefantes).
Los gladiadores eran atletas profesionales, esclavos o condenados a muerte, que por sus vidas se enfrentaban por parejas o por grupos de números equilibrados. Por su armamento e indumentaria, los gladiadores recibían los nombres de: bestiarius (luchaba con las fieras), retiarius (armado de tridente y red), mirmillon y threx (llevaba armamento pesado, escudo redondo y espadón), mandabala (luchaba a caballo y llevaba un casco que le cubría totalmente la cara) y laquedarius (llevaba un lazo).
El vencedor preguntaba al emperador o en su ausencia a las vestales (vírgenes de la nobleza) sobre la suerte del derrotado. El pulgar hacia arriba significaba que se le perdonaba la vida (generalmente si peleó con valor) y el pulgar hacia abajo ordenaba matarlo. El emperador recompensaba al vencedor con platos de plata repletos de monedas de oro.