Hablamos de mares y los clasificamos como extensísimas porciones de agua salada, sin embargo la definición no es exacta. El mar es una porción de agua salada, es verdad, pero de tamaño menor al de un océano y, generalmente, mayor al de un lago. Es decir, el mar no es un océano.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), los mares son subdivisiones de los océanos, se encuentran en los bordes de estos y por lo regular están, parcialmente, rodeados por tierra. Se caracterizan por tener menos extensión y por ende menor profundidad que los océanos.
TIPOS
A su vez podemos clasificar a los mares en:
Costeros o litorales: Son los que rodean distintos continentes. No son muy profundos. En esta clasificación tenemos al mar de Noruega, en el Atlántico o el de Omán, en el Índico.
Continentales: Están situados dentro de los continentes, pero aún así están comunicados con el océano mediante un estrecho. Entre estos mares el más destacado es el famoso mar Mediterráneo. También el de Japón, el mar Negro y el Báltico.
Cerrados: Suelen encontrarse en depresiones endorreicas (áreas en las que el agua no tiene salida fluvial hacia el océano). Estos mares tienen agua más o menos salada, excepto por el mar Muerto, el cual recibe ese nombre debido a la gran cantidad de sal que hay en él.