Los dioses vigentes en el área andina, durante el período incaico, fueron variados y numerosos. Según su importancia podían ser creadores (ordenadores del mundo) o vivificadores. Aquí te nombramos algunos de los principales:
Huiracocha: Era una divinidad ordenadora. Según los relatos míticos, Huiracocha había salido del lago Titicaca e inmediatamente hizo aparecer el sol y la luna, disponiendo que iluminaran el mundo de día y de noche, respectivamente.
Mama Quilla (La Luna): La luna actuaba como una contraparte femenina del sol, y como su mujer, era tenida como principal. Su adoración se asociaba desde mucho antes del período incaico con el culto a los muertos y también con la fertilidad.
Pachacámac: Fue el dios más importante de la costa central y, al parecer, una versión de Huiracocha. Se pensaba que manejaba los movimientos telúricos, pues su función primordial era dar vida a la tierra, a través del movimiento.
Illapa (El rayo): Recibió diferentes nombres como Libiac o Intillapa. Este dios fue imaginado como un guerrero que sacudía una honda desatando un tremendo ruido (trueno).
Inti (El Sol): Se le consideraba el ‘padre’ de los incas. Dios fertilizador y vivificador por excelencia. Los gobernantes cusqueños se encargaron de entronizarlo como divinidad especial y de difundir más su culto.
Pachamama (la madre tierra): La tierra era considerada un ser sagrado en el Tahuantinsuyo y su culto era importante, porque de él dependía el éxito en las cosechas. Además, se pensaba que era la madre de las conopas, las que a su vez eran tenidas por ‘madre de los alimentos’, como Saramama, del maíz, Cocamama, de la coca, o Uchumama del ají.
Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter, y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.