¿Has notado el sabor salado de la canchita o el ácido de un limón? Todos los alimentos tienen sabores diferentes y los podemos percibir gracias al sentido del gusto.
El sentido del gusto se combina con el sentido del olfato para ayudarnos a identificar diferentes sabores.
El gusto actúa por contacto de sustancias químicas solubles con la lengua.
Tenemos alrededor de diez mil papilas gustativas que detectan cuatro gustos básicos: amargo, dulce, salado y ácido.
¿Y cómo lo hacemos?
Cuando comemos o bebemos, los sabores de los alimentos y bebidas son transportados por la saliva hasta las pequeñas papilas gustativas, ubicadas en distintas zonas de la lengua y que le confieren su aspecto rugoso.
Estas identifican gustos diferentes, pero es el cerebro el que determina si un alimento es dulce, amargo, ácido o salado.
La lengua se divide en varias secciones. Las sensaciones amargas se sienten en la parte de detrás de la lengua; lo dulce se detecta en la punta; lo ácido en los lados; lo salado solo en el borde de la lengua.
Cada uno de nosotros apreciamos los sabores de forma diferente, por eso un mismo alimento puede gustar a unos y disgustar a otros.
El músculo más fuerte
La lengua es el músculo más fuerte del cuerpo. Las papilas gustativas duran siete o diez días, y luego son reemplazadas por otras.
A los cuatro sabores (amargo, dulce, salado y ácido), algunos agregan un quinto sabor: umami.
El sentido del gusto también nos ayuda a proteger nuestra salud de alimentos en mal estado.
Si el sabor es malo, el cerebro enviará señales para que dejemos de comerlo. El sentido del gusto es increíble y esencial para nuestra vida, ¿no te parece?
TE PUEDE INTERESAR: