Muchos padres esperan hasta la adolescencia para explicarles a sus hijos qué acciones están bien y mal. o lo que es peor, la conversación surge a modo de amonestación luego que el menor cometió una falta grave. Pero, por mucho que nos duela, no es con un comentario severo ni en la adolescencia, cuando se le debe enseñar a los hijos a distinguir una conducta correcta de otra incorrecta.
La neuropsicóloga Patricia Cortijo de la Clínica internacional indica que, a partir de los dos años, un niño empieza a interiorizar las normas y valores que formarán su identidad.
“A partir de esa edad y en adelante, los padres deben motivarlo a hablar en vez de llorar, pedir las cosas de buena manera y compartir sus juguetes. De esta forma, irá percibiendo cuál es el comportamiento que se espera de él.
La especialista recomienda, además, a los padres ser un modelo de comportamiento para que el pequeño asuma esas conductas como propias.
En el día a día, también será importante:
* Reflexionar juntos. Si el chico dijo una pequeña mentira, hacérselo saber y darle la oportunidad de decir la verdad. Si trajo un objeto de su compañero, pedirle que lo devuelva.
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* Resaltar los valores positivos de sus héroes favoritos. Interesarse por los personajes de ficción que encandilan a los pequeños acerca a padres e hijos y permite analizar esos modelos de comportamiento de televisión.
* Contar cuentos e historias como la de ‘Pinocho’ que le facilite asimilar las consecuencias de la desobediencia y la rebeldía, así como los beneficios de la humildad y la sinceridad.
* Dedicar tiempo. Los padres nunca deben cansarse de escuchar y dar consejos a sus niños. En algún momento pueden creer que hablan a la pared, pero no es así.
CRECER ES APRENDER
* En el proceso de aprendizaje, los niños se van a equivocar una y otra vez. Aprovecha esas pequeñas faltas para hablarles de las conductas malas, a fin de que no las vuelvan a repetir. Esas acciones quedarán como lecciones.
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