En esta época los accidentes pediátricos pueden aumentar hasta un 40%. Hay mucho riesgo en juegos con pirotécnicos, que producen quemaduras, intoxicaciones o envenenamiento; ahogamiento por ingesta de cuerpos extraños; accidentes con juguetes nuevos y caídas.
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Los niños que juegan con explosivos, como la llamada ‘ratablanca’, llegan a emergencia con los dedos destrozados y algunos con un grado de quemadura.
Antes había el denominado ‘rascapiés’ (a base de fósforo blanco), que es un veneno para el hígado, corazón y riñón.
También pueden producirse intoxicaciones alimentarias (alimentos en mal estado), intoxicaciones por alcohol, más que nada los jóvenes.
Niño pequeño se atora con comida. Foto: Istock.
El ahogamiento puede sucederle a un niño (con una uva) y a un adulto (por un trozo grande de carne).
Las caídas pueden acabar en una fractura o en un TEC (Traumatismo Encéfalo Craneano).
Debemos evitar estas situaciones haciendo prevención y acudiendo a emergencia ante cualquier accidente.
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