El coqueteo virtual es igual de peligroso que el físico, pues el deseo de sacar los pies del plato está ahí latente. Foto: Composición.
El coqueteo virtual es igual de peligroso que el físico, pues el deseo de sacar los pies del plato está ahí latente. Foto: Composición.

En tiempos de redes sociales, likes y messenger, la fidelidad se ha vuelto un terreno más difuso. Hoy, no hace falta besar o tener una cita secreta para romper la confianza: a veces basta un emoji, un chat fuera de lugar o una historia de Instagram vista con demasiada intención. Los llamados microengaños son pequeñas acciones que, aunque parezcan inofensivas, pueden generar las mismas heridas emocionales que una infidelidad tradicional.

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La psicóloga Juliana Sequera explica que la fidelidad no siempre significa lo mismo para todos. “Para algunos tiene que ver con el cuerpo, para otros con el corazón... y hoy también con lo digital”.

Según la especialista, muchas veces no se trata de una traición evidente, sino de “pequeños gestos ocultos o conversaciones que cruzan la línea”. Sin embargo, para ella, la infidelidad es una sola, sin importar la forma que adopte.


La infidelidad digital existe y ocurre cuando envías mensajes comprometedores, coqueteas o interactúas en secreto cruzando límites, aunque no haya contacto físico. Foto: Istock
La infidelidad digital existe y ocurre cuando envías mensajes comprometedores, coqueteas o interactúas en secreto cruzando límites, aunque no haya contacto físico. Foto: Istock

Entre los microengaños más comunes están: dar likes o comentar fotos de manera insinuante, mantener conversaciones secretas con una persona que genera atracción, ocultar el estado civil o eliminar mensajes comprometedores.

Pueden parecer detalles, pero cuando se repiten o se ocultan, erosionan la confianza en la pareja. Y lo que empieza como un acto inocente puede escalar y volverse una infidelidad emocional o física completa.

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