Celebras el cumpleaños de tu hijo y presencias que quiere más y más regalos y lo que no le gusta simplemente lo desprecia. Como padre quizás pienses que , pero si esta situación es cada vez más frecuente, debes buscar ayuda.

Para la psicóloga Antonella Galli, este comportamiento que a simple vista parece “inofensivo”, forma parte del síndrome del niño hiperregalado, es decir, que buscan tener mucho más de lo que necesitan.

“Los colman de juguetes y regalos en (Navidad, su cumpleaños, o cualquier otra fecha significativa). Si no les obsequian lo que querían, no lo aceptan y no valoran el esfuerzo que se hizo para conseguirlo”, señala.

SE SIENTEN CULPABLES

La autora del libro “Sé Feliz” menciona que en ocasiones, los progenitores se sienten culpable por el poco tiempo que pasan con sus hijos y al no prestarles atención, intentan suplir esa carencia con objetos caros pensando que así serán más felices.

“Los niños no necesitan obsequios para estar contentos, ellos que los escuche, que jueguen con ellos y que se preocupen por la calidad de tiempo que les brindan”, aclara Galli.

CONSECUENCIAS

  • Se convertirán en adultos materialistas que se dejarán llevar por el consumismo.
  • Serán niños con baja tolerancia a la frustración porque siempre habrán tenido regalos y recompensas materiales sin habérselo ganado.
  • Juzgarán a las personas por el precio de las cosas que tienen.
  • Se pueden convertir en niños caprichosos y egoístas, llegando a desarrollar el síndrome del niño tirano acostumbrado a lograr todo lo que quiere.

AYUDAR A NUESTROS HIJOS

Los niños deben recibir solo regalos que necesitan y que le ayuden a crecer en sus habilidades sociales. “No podemos dejar que les gane la vanidad, hay que enseñarles que todo lo que desean se puede conseguir a base de esfuerzo como portándose bien, sacando buenas calificaciones, ayudando en las labores domésticas, etc.”, indica.

Antonella Galli menciona que no podemos dejar que pida todos los regalos y dárselos sin límite. Se debe como la solidaridad, la bondad, la generosidad, la gratitud o la empatía.

También con los padrinos, abuelos, tíos o hermanos sentarnos a hablar, reflexionar y explicarles que tantos regalos no son buenos para nuestros hijos.

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