Durante las vacaciones escolares, los padres programan salidas en familia para disfrutar tiempo con sus hijos. Se puede creer que esas actividades, al aire libre, son simples momentos de ocio cuando, en realidad, a través del esparcimiento los progenitores establecen lazos indestructibles de amor y confianza con sus menores.
El psicoterapeuta Hans Gutiérrez sostiene que para los pequeños es primordial realizar actividades en familia, puesto que esos recuerdos, fabricados en momentos menos pensados, les permite formar la idea de unidad que, en adelante, se convertirá en fortaleza espiritual para afrontar mejor los obstáculos de la vida.
“Los hijos que ven a sus padres reír con ellos, descubren más rápido el sentido de pertenencia que los hace sentir seguros. Si, además, se les enseña nuevas actividades, como montar bicicleta o nadar, advierten que sus mayores confían en sus habilidades y eso enriquece sus conocimientos e incrementa el autoestima”, menciona.
NO ES OBLIGACIÓN
Los padres, sobre todo aquellos que están separados, no deben ver un paseo con sus hijos como una obligación porque no se está cumpliendo con un trabajo, es más bien la oportunidad para conocer mejor a sus niños y saber qué pueden cultivar en ellos. Para Gutiérrez no es válido que los adultos, bajo el pretexto de ‘una salida familiar’, se reúnan en torno a los chicos para beber alcohol o dejarlos de lado, ya que se desaprovecha el momento que debe ser exclusivo para ser padres.
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Durante las vacaciones escolares, los padres programan salidas en familia para disfrutar tiempo con sus hijos. Se puede creer que esas actividades, al aire libre, son simples momentos de ocio cuando, en realidad, a través del esparcimiento los progenitores establecen lazos indestructibles de amor y confianza con sus menores.
El psicoterapeuta Hans Gutiérrez sostiene que para los pequeños es primordial realizar actividades en familia, puesto que esos recuerdos, fabricados en momentos menos pensados, les permite formar la idea de unidad que, en adelante, se convertirá en fortaleza espiritual para afrontar mejor los obstáculos de la vida.
“Los hijos que ven a sus padres reír con ellos, descubren más rápido el sentido de pertenencia que los hace sentir seguros. Si, además, se les enseña nuevas actividades, como montar bicicleta o nadar, advierten que sus mayores confían en sus habilidades y eso enriquece sus conocimientos e incrementa el autoestima”, menciona.
NO ES OBLIGACIÓN
Los padres, sobre todo aquellos que están separados, no deben ver un paseo con sus hijos como una obligación porque no se está cumpliendo con un trabajo, es más bien la oportunidad para conocer mejor a sus niños y saber qué pueden cultivar en ellos. Para Gutiérrez no es válido que los adultos, bajo el pretexto de ‘una salida familiar’, se reúnan en torno a los chicos para beber alcohol o dejarlos de lado, ya que se desaprovecha el momento que debe ser exclusivo para ser padres.
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