
En una de cada cuatro mujeres que están dentro de las primeras 6 semanas del nacimiento de su bebé se van a presentar alteraciones del ánimo de diversa intensidad.
Las más frecuentes son tristeza, ansiedad, sentimientos de inutilidad, conducta irritable, pérdida del apetito y poca predisposición a realizar actividades de lactancia y el contacto y cuidado del bebé.
Cuando dura más de 2 semanas, a esta alteración del estado de ánimo se le denomina depresión posparto. Es más frecuente en mujeres menores de 20 años, que han trabajado hasta el final del embarazo, que hicieron cesárea, viven en ambiente de violencia familiar, que han usado medicación para depresión antes y que han tenido complicaciones durante el parto.

Cuando esto se presenta, el apoyo de la familia es muy importante, incluso aunque solo sea de escucha de los temores y preocupaciones de la madre, evitando exigencias o adherencias a conductas que puedan originar rechazo hacia su bebé.
Es necesario también tener a alguien que ayude con el cuidado del bebé, sobre todo en las primeras etapas. Además de terapias psicológicas, sí se pueden utilizar medicamentos. Si los sentimientos de tristeza o ansiedad duran menos de 2 semanas y en ese lapso van mejorando, a esto se le llama baby blues y no necesita tratamiento médico, desaparece en forma espontánea.










