Ver llorar al padre jamás será agradable para un hijo. Sin embargo, ese hecho es inevitable en algún momento de la vida, y como progenitor es importante que sepas manejar el quiebre emocional delante de tus retoños.

El psicoterapeuta Aldo Pissani, del Comité Nacional de Salud Mental, sostiene que un hijo crece creyendo que su padre tiene características de superhéroe: es fuerte y nada lo doblega. A su vez, la sociedad le reafirma al menor que el llanto es un signo de inferioridad y, en muchos casos, ligado al género femenino.

Estas ideas preconcebidas sufren una alteración cuando el niño ve a su papá derramar lágrimas. Siente impotencia y busca las razones del llanto.

“Es allí que el padre comete un error común al decirle ‘no me pasa nada’, cuando lo óptimo es que el adulto le explique, de forma sencilla, las razones de su tristeza. Por ejemplo, ‘lloro porque falleció un ser querido, pero esto va a pasar’. Entonces el hijo valora la situación desde la etapa en que se encuentra y se solidariza con el padre”, indica Pissani.

DILE EL POR QUÉ

Si el padre le oculta al niño el por qué de su tristeza, de forma inconsciente el menor trastoca la imagen de su progenitor, por lo que puede volverse retraído e incapaz de manejar sus propias emociones.

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