Todos estamos expuestos a sufrir cortes en actividades tan sencillas como picar las verduras, abrir una lata o levantar vidrios rotos para ponerlos en la basura. ¿Qué podemos hacer si se presenta este accidente? No te desesperes, coge un paño limpio (o gasa), ponlo sobre la herida y presiona un poco para detener el sangrado.
Si la sangre empapa el trapo, no lo quites. Simplemente pon uno extra encima y aplica más presión. Si después de unos minutos no se detiene la hemorragia, acude a un centro médico para una atención oportuna. Cuando el corte es profundo y grande, requiere suturar (ser cosido).
AGUA Y JABÓN
Si el sangrado ya es mínimo, retira el paño y con cuidado desinfecta la herida. Haz que corra agua fría sobre ella para que ayude a aliviar el dolor y a disminuir el flujo sanguíneo.
Luego, usa un jabón neutro (puede ser de glicerina, evita los perfumados), enjuaga y seca con palmaditas, no frotes porque puedes causar irritación.
Es necesario que cubras la herida con un paño limpio, no algodón (bota pelusas), para evitar infecciones. Utiliza un esparadrapo para fijarlo mejor. Así, en un par de días el corte estará cicatrizado.