Sientes opresión en el pecho, palpitaciones cardíacas rápidas, dificultad para respirar, sudoración, angustia, dolores de cabeza y náuseas, entonces puedes estar frente a un ataque de pánico.
La psicóloga Vanessa Egues señala que este trastorno aparece, por lo general, cuando se tiene cuadros de estrés severos, conflictos emocionales graves (secuestro, asalto, abuso sexual), pérdida del empleo o muerte de un ser querido.
CONTRÓLALO
Para controlar los ataques de pánico debes evitar las situaciones estresantes a través de ejercicios de respiración, yoga o actividad física (correr, montar bicicleta, bailar o nadar).
También es necesaria una terapia psicológica con enfoque cognitivo conductual (dirigida a tratar de cambiar comportamientos).
CASOS EXTREMOS
Los ataques de pánico pueden convertirse en fobias específicas si no son controlados a tiempo. Es decir, la víctima podría evitar, por ejemplo, las reuniones sociales, abandonar el trabajo, decir lo que piensa sin considerar si puede lastimar o no a su interlocutor.
Por eso, no permitas que esta situación altere tu vida personal, familiar y profesional, pide ayuda si notas que tienes algunos de los síntomas mencionados.