“Cuando mi hijo se molesta conmigo porque no lo dejo comer golosinas, me dice: ‘ya no te quiero’ y deja de hablarme. ¿Estoy haciendo algo malo con él?”, se pregunta una mamá muy angustiada.
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Como madre sabemos que te duele escuchar este tipo de cosas de la boca de tu engreído, pero realmente eso que te está diciendo no es cierto, así que no lo tomes a mal y no entres en discusiones ni regaños.
La psicóloga de niños, Maricielo Valenzuela, explica que es normal que los pequeños se enojen porque recién están aprendiendo a manejar sus emociones, y por ello sus reacciones siempre van por el lado emocional.
Expresar un sentimiento de enfado y frustración es bueno, pero como padres debemos enseñarles a hacerlo de una forma más beneficiosa sin tener que llegar a explotar y decir cosas que no se sienten.
“Los papás deben darle un tiempo para que el niño se calme y luego preguntarle por qué su molestia”, recomienda la experta.
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La experta aconseja decirle que todos nos enojamos, que es algo normal en las personas, pero no puede tener ese tipo de reacciones, ya que lo mejor es conversar para solucionar los problemas. De esta forma lograrás que tu pequeño sienta que lo entiendes.
No trates de evitar este tipo de frases en tu hijo cayendo en sus chantajes. Ese no es el camino.
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Las travesuras de los niños sacan a veces de quicio, pero nada justifica que los lastimes verbal o físicamente. Estefany Tenorio Gómez, directora de Grupos Dinámicos, asegura que sí es posible tomar control de los impulsos y aprender a manejar situaciones de estrés con los pequeños.
“Lo primero es ser consciente de que pase lo que pase, no se puede herir a un menor y en seguida aplicar técnicas para no llegar a la ira”, afirma.
En el instante de enojo:
1. Respira profundamente y haz la cuenta regresiva de 10 a 1, así disminuirás la tensión.
2. Acumula mentalmente tu enojo en alguna parte de tu cuerpo (brazos o piernas) y luego ‘suéltalo’ con una respiración pausada.
3. Di gracias tres veces para que interiorices que tu hijo es reflejo de ti y que tienes la
oportunidad de ver qué no estás haciendo bien.
4. No tomes el mal comportamiento de tu niño como algo personal. No lo hace porque no
te quiere, sino porque tiene una necesidad.
Lo que necesitan los niños en esos momentos es que se les transmita calma y contención.
PARA PREVENIR
No permitas que la tensión por las preocupaciones se te acumule, ya que después podrías desfogarla con tu niño. Para ello, engríete siempre: come lo que más te gusta, haz deporte o participa en actividades que te agraden. No olvides prestarle atención a tu hijo.