¡No inicies la tercera guerra mundial con tu hijo! Cuando un niño hace su rabieta –sobre todo en público- hace que los padres pierdan la calma y se olviden de la buena crianza. Empiezan los gritos y, en algunos casos, hay jalones o golpes. Sin querer se da una lucha de poder que solo termina por resquebrajar la relación padre-hijo. Tampoco se trata de sancionarlo severamente para que no lo vuelva a hacer, muchas veces esto no funciona. Por el contrario, agrava la situación.

La mejor alternativa es disciplinar a tu hijo desde muy pequeño pero sin castigos. Con esto harás que su crecimiento emocional se desarrolle y se fortalezca mejor su estilo de crianza. ¿No sabes cómo imponer límites sin ser agresivo?

A continuación te damos 4 consejos que te ayudarán a lograrlo:1. Mantén la calma

Puede ser difícil pero no imposible. Imagínate que tu hijo grite y tú también, ambos terminarán enojados. Sé el ejemplo y mantén la calma. Con esto tu hijo se dará cuenta de que nada ganará si hace berrinches. 2. Sé amable, no permisivo

Habla con tu hijo luego de la rabieta y dile que entiendes su posición pero que no es la correcta. No le des todo lo que pida solo por no escuchar sus gritos o lloraderas, de hacerlo, el menor entenderá que si ‘explota’, se sale con la suya. 3. Ayúdalo a encontrar una solución

Enseñarle a hacerse responsable de sus actos y decisiones, hará que aprenda a encontrar las soluciones a sus problemas. En lugar de castigarlo tras un berrinche, habla con él y hazle ver su error. 4. Reconoce su esfuerzo

Tu meta principal al disciplinar a tu niño es ayudarlo a moldear su comportamiento y corregir sus errores. Hacerle saber que reconoces y valoras el esfuerzo que está haciendo por resolver el problema, lo hará sentirse apoyado y querido.

¿Y tú cómo disciplinas a tu hijo?

QUE NO SE TE PASE:

Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por , , y puedes suscribirte a nuestro newsletter.

tags relacionadas

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC