Tras un proceso de los que más sufren son los hijos, quienes pueden llegar a sentir hacia uno de sus progenitores -como consecuencia de la - miedo, rechazo y hasta odio.

La psicóloga de la Universidad San Martín de Porres, Angélica Vega, explica que este conjunto de emociones es muy frecuente en niños y adolescentes que son manejados por el padre o madre, para generar conflictos con la expareja.

“Esto se conoce como síndrome de alienación parental y deja secuelas irreparables en los menores. Surge mayormente en familias donde hay violencia y se disputan la tenencia exclusiva de los hijos”, señala. La experta indica que cuando los puede convertirse en un infierno.

CÓMO EVITARLO

Los divorcios no tienen por qué ser traumáticos, lo mejor es evitar los enfrentamientos y explicarles a los niños las razones del desacuerdo. “Como padres hay que evitar realizar comentarios negativos del otro progenitor frente a los niños. Además, no expresarle al menor que existen molestias en relación con su padre”, sugiere Vega.

Aconseja, también, reunirse o hablar en, y llegar a acuerdos o negociaciones para no generar un falso concepto en los pequeños. Asimismo, recordarles en caso no haya ocurrido violencia, que la separación se presentó en papá y mamá, pero como padres nunca los van abandonar.

“Muchas veces los hijos piensan que tienen la culpa de la separación y pueden sufrir de depresión, se vuelven violentos con su entorno y tienen problemas psicológicos en un futuro”, puntualiza la especialista.

CONSEJOS

  • Procure que los niños que denigren al progenitor y así evitar posibles rencores en un futuro.
  • No olvidar que pero el de padres siempre lo tendrán. Más seguridad y ambientes de paz.
  • Todo lo que concierne al menor debe ser analizado por ambos padres. No tomar una decisión a la ligera.
  • Los hijos no tienen por qué ser abogados de los padres. Los adultos deben elegir un método de comunicación sano.

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