El estilo de vida acelerado está llevando a muchas personas a adoptar un hábito alimenticio perjudicial: comer rápido. Ese apresuramiento al desayunar o almorzar, según el nutriólogo Gerardo Bouroncle, no le permite al organismo absorber los nutrientes que necesita de las comidas ni le asegura una buena digestión.
El especialista dice que toda comida debe durar 20 minutos como mínimo y cada bocado, masticarse alrededor de 24 veces o hasta triturarlo. “Hay que recordar que la digestión empieza en los dientes porque estos, al desmenuzar los alimentos, le facilitan el trabajo al estómago, que también debe descomponer cada comida en trozos aún más pequeños hasta capturar y absorber los nutrientes necesarios”, explica.
MÁS BENEFICIOS
Masticar mejor los alimentos logra, además, que se segregue más saliva y esta cumpla su función antibacteriana. Es decir, evitar que las verduras, frutas, carnes y otras comidas lleguen al estómago con gérmenes. También, el cerebro tiene el tiempo necesario para detectar el sabor y textura de cada bocado, disminuyendo el hambre de la persona.
Teniendo en cuenta estas razones, disfrutar de las comidas tendría que ser una obligación ya que evita los riesgos de padecer de gases, atragantamiento, estreñimiento y otros males digestivos.
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