
Todas las madrugadas, mientras la mayoría de la población duerme, Paulo Canales Tello (38) se transforma en el ‘Kiko huaralino’. Se pone su traje de marinerito y se traslada, en un viaje de un poco más de dos horas en bus, desde Huaral hasta la capital para vender chupetines en el centro de Lima. Camina horas, regala sonrisas y ofrece dulces, pero detrás de este artista, que derrocha alegría, se esconde la historia de un padre luchador que trabaja incansablemente para sacar adelante a su familia y darle lo mejor a su hija de 3 años.
¿Desde cuándo interpretas al ‘Kiko huaralino’?
Comencé en 2022 en Huaral. Un amigo me dijo que me animara con el personaje porque me parecía en el tamaño y era cachetón. Empecé siendo jalador de combi.
¿Cuándo decidiste venir a Lima?
Ya tenía el personaje y a la par manejaba mototaxi, pero un día el motor se malogró y solo tenía 20 soles en el bolsillo. Me puse a pensar qué hacer, vi mi traje y me dije: ‘Me voy a Lima a vender’. No tenía ni para los pañales.
¿Por qué chupetines?
Porque en la vecindad del Chavo comían paletas. El primer día compré una bolsa, caminé una cuadra en el centro de Lima y ya no tenía nada. Compré dos más, pasó lo mismo. Ese día vendí como diez bolsas. Desde entonces no paré.
¿Cuánto te demoras en llegar?
Salgo de Huaral a las 6 de la mañana, pero me levanto entre las 4 y 5 de la mañana. Para alguien de provincia conquistar la capital no es fácil.
¿Cómo conseguiste tu vestimenta?
El primer traje lo hice yo. Compré un polo, un short azul, le puse las líneas blancas y forré una gorra con papel lustre. Después ahorré y me compré un disfraz en Lima por 100 soles.

¿Por qué elegiste a Kiko?
Me identifico con él. Yo soy el hijo menor, el engreído, el mimado... como él, ja, ja ja.
¿Llegaste a conocer a Carlos Villagrán?
Sí, gracias a un reportaje. Fue un sueño cumplido. Me hubiera encantado que mi papá estuviera conmigo ese día, porque también era fan del programa.
¿Lo más difícil de interpretar al personaje?
Inflar los cachetes y hablar como él. Al principio me ponía papel higiénico o bolsitas, pero un día me hice heridas en la boca y ni comer podía. Luego vi tutoriales en YouTube para mejorar.

¿La gente te reconoce en la calle?
¡Sí! Lo que más me gusta son los abrazos de los niños y de los abuelitos. Uno como artista a veces está triste o con problemas, pero un abrazo lo cambia todo.
¿Cómo conociste al ‘Chavo peruano’?
Yo vendía por un lado y él por otro. Me decían que andaba cerca, pero nunca lo encontraba. Después de varios días recién coincidimos. Nos reímos mucho cuando por fin nos vimos. Hasta ahora somos buenos amigos.
¿A dónde quisieras llegar con este personaje?
Mi sueño es llegar a la televisión, al programa de la Chola Chabuca o al de JB. Me encantaría que me dieran una oportunidad. Desde ya, mi hijita es mi fan número uno.

¿Es cierto que estás ayudando a personas mayores?
Sí. Con unos amigos hacemos transmisiones en redes sociales. Las personas nos donan y con eso compramos comida para abuelitos en la calle.
¿Viste la serie ‘Chespirito: Sin querer queriendo’?
Todavía no, pero en estos días la empiezo.
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