Muchas veces nos encontramos en relaciones de muchos años en las que nos hemos ido adecuando a los tiempos, dinámicas, e incluso caer en la rutina, hasta llegar a sentirnos “cómodos” en una relación estática. Pero a veces puede aparecer un anhelo de tener una experiencia diferente, donde el factor emoción, deseo y sorpresa aún permanezcan y es ahí cuando nos cuestionamos: ¿Sigo enamorada de mi pareja o es solo costumbre?
La especialista Giuliana Rivera del centro piscológico Tótem y Taboo nos da algunas recomendaciones para afrontar la situación de la mejor manera.
Sin duda, el factor años es una causa que nos puede hacer dudar al momento de tomar una decisión tan importante como acabar con nuestra relación.
¿Por qué podría querer terminar con una relación larga?
Los motivos sobran:
-En el camino me di cuenta que ya no compartimos el mismo proyecto de vida juntos.
-Se ha perdido la confianza entre los dos.
-No siento que es más mi compañero y no hay complicidad.
-La dinámica no es sana.
-La intimidad se perdió.
-El amor se transformó a otro que no es el de pareja o se acabó.
¿Qué debo considerar?
Primero, tomar la decisión en calma, no luego de una discusión. Pensar si realmente ya no es la persona con la que te visualizas a futuro y, si no lo es, prepararte para las cosas que vas a decirle, pensar en el lugar y la forma.
Lo que tengas que decir dilo en persona, siendo respetuoso, honesto y claro. Si vienes sintiendo que esa persona ya no es para ti, díselo apenas estés seguro de eso y mantén tu decisión. Por muy doloroso que sea, la otra persona te lo agradecerá con el tiempo, ya que, pasada la tormenta, ambos podrán rehacer sus vidas y encontrar su paz y felicidad donde lo deseen.
Por otro lado, si es una relación larga y aún tienes sentimientos por esa persona, dile lo que estás sintiendo para que, juntos, puedan tomar decisiones y darle esa cambio que su relación necesita para que puedan continuar cultivándola y contruyéndola.
Se debe considerar que una relación sana es cuando uno se siente libre y en paz en compañía del otro. Si no se dan estas condiciones, haríamos bien en meditar y evaluar si realmente vale la pena continuar con esa relación.
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