Con el paso de los años, igual que pasa con los humanos, los perros ven deteriorada su salud. Y entre los males que afectan a los canes de mayor edad está la demencia senil o disfunción cognitiva.
Esta enfermedad es producto del envejecimiento del sistema nervioso central que cambia su comportamiento y exige que le demos más cuidado a nuestro amigo.
Sin importar raza o tamaño, la demencia senil suele aparecer a partir de los 7 años en perros grandes y desde los 11 en los pequeños.
Esta enfermedad crónica y progresiva comienza con síntomas leves que, con el tiempo, avanzan.
¿Cuáles son las señales de la demencia senil?
Entre las señales de que un can padece este mal se encuentran: desorientación, confusión o no comprensión de órdenes. Olvido de hábitos o rutinas ya aprendidas, momentos de ansiedad, desconocimiento de su nombre, irritabilidad, apatía, mirada perdida, pérdida del apetito y cambios en el ciclo de sueño.
Ante la presencia de algunos de esos síntomas hay que acudir al veterinario para que diagnostique al perro y le dé tratamiento con medicinas, suplementos (ácidos grasos omega 3 y vitaminas E y C) e indicaciones sobre ejercicios mentales para que el can utilice su cerebro.
Un perro con demencia senil necesita más amor y paciencia porque se olvida de las cosas y por momentos se desorienta.
La demencia senil es irreversible
La demencia senil es irreversible, pero con tratamiento puede reducirse la velocidad del deterioro mental.
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